El físico mexicano Alfonso Serrano Pérez, uno de los impulsores del Gran Telescopio Milimétrico (GTM) -el mayor de su tipo- capaz de percibir radiaciones de las regiones más apartadas del universo, falleció víctima de un cáncer pancreático, informó este miércoles su familia.

Serrano, de 61 años, trabajaba en un estudio de la fotometría de las estrellas T-Tauri y de la galaxia Virgo A, dijo a la prensa su esposa Leticia Vásquez.

El físico había consagrado la última década a la construcción del GTM, ubicado en el volcán Sierra Negra a 4.380 m de altura y que permite captar ondas milimétricas (es decir con longitudes de onda de 0,8 a 3 mm), que finalmente terminó a fines de 2010.

El telescopio construido por el Instituto de Astrofísica Óptica y Electrónica de México y la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos), tuvo un costo de unos 115 millones de dólares.

De pequeño Serrano “soñaba con una vida tipo Leonardo Da Vinci, investigando, saltando de una disciplina a otra: de la matemática a la ingeniería y luego a la mecánica. Luego se enamoró de la astronomía, que lo convirtió en uno de los investigadores más importantes del país”, señaló su esposa a periodistas.

En diciembre el GTM comenzó a recibir sus primeros datos para calibrar su funcionamiento con observaciones progresivas sobre Centauro A, la galaxia más cercana al Sistema Solar (4 años luz), Haro (400 años luz), Orión (1.500 años luz), Andrómeda (2,5 millones años luz) y Virgo A (40 millones de años luz).