Alemania identificó el viernes a los brotes germinados como los causantes de la epidemia de diarreas hemorrágicas que dejó 30 muertos en Europa, y levantó la alerta contra el consumo de lechuga, pepino y tomates crudos que acarreó pérdidas millonarias a los agricultores europeos.

Los causantes “son los brotes germinados”, anunció este viernes Reinhard Burger, director del Instituto Robert Koch (RKI), durante una conferencia de prensa en Berlín de las tres instituciones sanitarias federales que se ocupan de esta crisis.

Según los análisis, “las personas que comieron estos brotes tienen nueve veces más posibilidades de tener diarreas hemorrágicas y otros signos de infección por la bacteria Eceh que las que no los comieron”, dijo.

Se hicieron “múltiples” pruebas en los campos y a los productos de una explotación del norte de Alemania, Gärtnerhof en Bienenbüttel, que en efecto no probaron la presencia irrefutable de la bacteria, pero “la cadena de indicios es tan importante” que se puede identificar el origen del contagio, explicaron los responsables de las autoridades sanitarias.

La conferencia de prensa reunió a tres organismos: el RKI, la Oficina federal para la protección de los consumidores y la seguridad alimentaria, y del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos.

Las tres anunciaron oficialmente el levantamiento de la alerta decretada a finales de mayo contra el consumo de pepinos, tomates y lechuga crudos, que ha costado cientos de millones de euros a los agricultores europeos.

“Nuestros tres institutos están de acuerdo (para decir) que ya no hay motivo para mantener estas recomendaciones”, afirmó uno de los dirigentes.

Además parece que “la fuente de infección ya no está activa”, y “bajan las cifras de nuevos enfermos infectados”.

“No hay ninguna otra pista seria más que los brotes germinados”, explicó Burger en respuesta a una pregunta sobre si las autoridades estaban seguras al 100% de que no había otra fuente de contagio.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, anunció que Rusia levantará el embargo sobre las importaciones de hortalizas de la Unión Europea (UE) que impuso la semana pasada por la epidemia.

“Nos alegramos de que nos hayamos puesto de acuerdo para levantar el embargo sobre las hortalizas europeas”, declaró Barroso tras una cumbre entre la UE y Moscú, sin precisar cuándo la medida sería efectiva.

Treinta personas murieron como consecuencia de la cepa muy virulenta de la bacteria E.coli enterohemorrágica (Eceh) que causa diarreas y puede provocar trastornos renales graves (síndrome llamado SHU). En total, unas 3.000 personas sufrieron la infección en 14 países en un periodo de cinco semanas.

Decenas de ellas habían consumido, aparentemente, productos de la finca de Bienenbüttel, indicó el ministro de Agricultura de la región, Gert Lindemann. La infección pudo deberse al uso de semillas contaminadas por parte de la empresa o a la “falta de higiene” de un empleado, según él.

La ministra federal de Agricultura, Ilse Aigner, indicó el viernes en conferencia de prensa que la firma Bienenbüttel estaba “completamente cerrada” y que no hay ya en el mercado “ningún producto” de esa finca.

La alerta sanitaria lanzada el 25 de mayo costó cientos de millones de euros a los agricultores europeos, cuyas mercancías dejaron de ser compradas por los consumidores, sobre todo las procedentes de España, dado que Alemania apuntó inicialmente a los pepinos españoles, sin razón, como el origen de la epidemia al comienzo de la misma.

Sólo para los españoles, las pérdidas se evalúan en unos 200 millones de euros por semana. España, principal exportadora de frutas y verduras de la Unión Europea, vende 25% de su producción en Alemania.

En Alemania, el perjuicio para los agricultores es evaluado en 60 millones de euros desde que empezó la crisis, según la Federación de Agricultores del país.

La Unión europea propuso una ayuda de 210 millones de euros para ayudar a los agricultores afectados.