A medida que avanzan las medidas de seguridad de los sistemas de pago electrónico, también lo hacen las triquiñuelas usadas por los delincuentes para hacerse con el dinero de los incautos. Avances sobre los que, por cierto, la Policía de Investigaciones (PDI) ya está al tanto.

Así, si en 2006 y 2007 fue el boom de los clonadores o skimmer portátiles que se usaban en restaurantes y gasolineras, a los que siguieron los clonadores ubicados en cajeros automáticos, este año la moda es usar terminales Redcompra adulterados para clonar las tarjetas.

¿Cómo funciona el delito?

Según explicó a La Cuarta el detective de la Brigada de Delitos Económicos, Daniel Lobos, los estafadores adquieren o roban terminales POS, como los ubicados en cualquier tienda.

Posteriormente intervienen las máquinas para cambiar su software, de forma que en vez de realizar transacciones, almacenan los datos de las tarjetas.

Luego consiguen un cómplice en una tienda, supermercado, bomba de bencina o restaurante, quien te pedirá su tarjeta al momento de hacer la compra. Esta almacenará los datos y mostrará un supuesto “error de conexión”, tras lo cual el empleado se ofrecerá a probar con una segunda máquina, la que ahora sí funcionará.

La recomendación policial entonces es clara: jamás se debe aceptar un cambio del terminal de pagos, ya que en caso de errores de conexión basta con volver a pasar la tarjeta por la misma máquina para efectuar la transacción.

La PDI reveló que si bien se detuvo en Santiago a una banda de una mujer y dos hombres quienes estafaron a 70 personas por un monto cercano a los 50 millones de pesos, el sistema ya está instalado en nuestro país, por lo que el llamado es a ser muy cauteloso al momento de efectuar pagos.