Kim Collins habría sido expulsado del equipo olímpico de Saint Kitts and Nevis, presuntamente por pasar la noche en un hotel con su esposa, o por lo menos eso dejó entender el atleta en las redes sociales.

De este modo perdió la chance de convertirse en el primer velocista en disputar cinco Juegos Olímpicos.

“Hasta los hombres en prisión pueden ser visitados por sus esposas. Yo debía quedarme en un hotel con mi esposa con o sin su permiso”, lanzó el sábado el campeón del mundo en París-2003 y tercero en Daegu-2011 y aseguró que no correría más por su país.

Pero según un comunicado del Comité Olímpico de su país, la sanción disciplinaria no respondió a esa razón, sino a “sus repetidas ausencias de las sesiones de entrenamiento y también por no contestar sus repetidas llamadas telefónicas y correos electrónicos del jefe de la delegación y entrenadores”.

“Además, el señor Collins no apareció para hacer el registro de sus eventos en la Villa Olímpica ayer (viernes) como le fue requerido”, añadió el texto.

Que la Villa Olímpica sea un ambiente controlado y garantice el celibato que las delegaciones esperan de sus atletas, es algo que ha estado en el tapete desde los Juegos de Barcelona-1992, cuando los organizadores ordenaron miles de condones para llevar a la instalación.

Hoy se calcula que la cantidad debe estar en el orden de los 150.000 para satisfacer la demanda de lo que la revista ESPN llamó “los auténticos Juegos” de fiesta y sexo entre atletas.

Por eso insiste Collins: ¿cual es el problema de pasar la noche con su esposa? “Me hubiera ido mejor si me hubiera ido por ahí con alguna chica cualquiera y hubiera regresado a tiempo al equipo”, lanzó en su cuenta Twitter.

Collins, de 36 años, no se presentó el sábado en la salida de la séptima serie de 100 metros, con lo que perdió la ocasión de hacer historia, siendo el primer velocista en estar en cinco Juegos.

Collins competiría en Londres-2012 en tres eventos de pista: 100 y 200 metros y el relevo 4×100 metros.

El atleta ya había manifestado su molestia por la negativa de la delegación a dejar que la esposa lo visitara.

Las delegaciones son muy estrictas con sus atletas y prohíben cualquier tipo de relación durante la competencia.

Los voleibolistas brasileños Murilo Endres y Jaqueline Carvalho son esposos, pero durante los Juegos Olímpicos duermen en departamentos diferentes de la Villa.

“A pesar de estar a un piso de distancia conversamos mucho por Skype”, dijo la semana pasada el puntero antes de comenzar los justa olímpica, aunque ya Jaqueline había dicho que por momentos se encontraban en áreas comunes de la instalación para conversar un rato por la noche.

Pero con todo, la premisa que pesa es la de “lo que pasa en la Villa se queda en la Villa”, según dijo a ESPN la nadadora Summer Sanders, ganadora de dos oros, una plata y un bronce en Barcelona-1992.

Aunque siempre una que otra historia se filtra.

“Hay demasiado sexo” en la Villa, dijo la portera estadounidense Hope Solo, oro en 2008, que según el nadador estadonidense Ryan Lochte va “entre 70 y 75% de los (atletas) olímpicos”.

“A veces tienes que hacer lo que te toca hacer”, se justificó el nadador que disputa su última olimpíada. “Y tengo novia, gran error”, lamentó.

Algunos equipos son más estrictos que otros, que se hacen la vista gorda, pero con Kim Collins parece ser que fueron tajantes y su carrera olímpica se acaba así: no en la pista sino en una habitación de hotel… con su esposa.