La Cámara de Diputados italiana adoptó este miércoles una importante reforma laboral que permitirá al primer ministro, Mario Monti, presentarse el 28 de junio a la crucial cumbre de la Unión Europea de Bruselas con una ley emblemática que refuerza su credibilidad.

La medida fue adoptada definitivamente este miércoles, tras cuatro mociones de confianza y un voto final alcanzado en todos los casos con una mayoría aplastante.

Después de la primera votación en el Senado el pasado 31 de mayo, el Gobierno instó la semana pasada al Parlamento a “acelerar” la adopción con el fin de que los líderes europeos “tengan en cuenta la aprobación de una reforma estructural tan importante”.

En Italia, que se encuentra en el punto de mira de los mercados, los rendimientos alcanzan niveles preocupantes, por lo que intenta aliviar el acoso con medidas que restauren la confianza de los inversores.

“La reforma no es exactamente la que queríamos, pero esperamos resultados de la cumbre europea y por ello la aprobamos”, reconoció Angelino Alfano, líder del mayor partido de gobierno, Pueblo de la Libertad (PDL), fundado por Silvio Berlusconi.

Monti goza de una “extraña” mayoría, ya que tanto la derecha de Berlusconi como la izquierda del Partido Democrático (PD) votaron a favor de la reforma, pese a que tienen numerosas discrepancias, por lo que fue sometida a numerosas modificaciones.

La reforma fue presentada al Parlamento hace tres meses, después de semanas de negociaciones con las organizaciones empresariales y los sindicatos. El texto final resulta mucho más suave que el original, lo que no satisface ni a los sindicatos ni a las organizaciones empresariales.

El PDL pedía más flexibilidad para los contratos temporales, mientras el PD exigía una solución para los miles de trabajadores que se encuentren en una suerte de limbo laboral, ni jubilados ni desempleados, debido a la reforma del sistema de pensiones adoptada en diciembre.

La reforma es considerada una prioridad por el Gobierno del tecnócrata Monti, quien fue designado en noviembre para sacar a Italia de la grave crisis que atraviesa y remplazar al multimillonario Silvio Berlusconi, debilitado por los escándalos y el desprestigio personal y político.

Inspirada en el modelo laboral danés, marcado por la “flexi-seguridad”, la reforma facilita los despidos económicos, lo que genera fuertes críticas de los sindicatos, ya que reforma el artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, obtenido tras décadas de luchas, pero a la vez reduce la precariedad, al poner fin a los abusos de los empleadores que evitaban contratar a trabajadores fijos.