¿Te sientes esclavo de tus antojos? No eres el único, pues a la mayoría de las personas les sucede, especialmente a las mujeres de menos de 35 años.

De hecho, psicólogos de la Universidad de Pennsylvania señalaron que tras realizar mediciones concluyeron que son las féminas las que más problemas tienen para frenar sus caprichos comestibles y que el 90% de las veces, esos antojos son por chocolate y alimentos con grasa.

Esto es porque comúnmente se anhelan bocadillos que liberan dopamina, hormona que activa el centro de placer del cerebro. En términos simples, los antojos son los saboteadores de que nos mantengamos en forma.

Pero no todo está perdido, ya que hoy te entregamos 5 sencillos tips que puedes aplicar la próxima vez que tengas deseos incontrolables de consumir comida no saludable (Vía Yahoo.com):

[Paso 1] Extiende tus calorías durante el día : Los antojos no siempre nacen del hambre, pero si tu estómago está un poco gruñón, se incrementan las posibilidades de que aparezcan.

Por elo, lo mejor es comer constantemente pequeñas porciones, en lugar de comer una gran ración de una sola vez. Por ejemplo, si quieres una golosina, ingiere sólo la mitad y la otra guárdala para después.

[Paso 2] Mantente distraído: Cuando esas ganas incontrolables de un trozo de torta vengan a ti, ponte a trabajar, a enviar correos electrónicos, a escribir en un blog o a realizar cualquier otra actividad. Los estudios demuestran que las distracciones son muy eficaces para evitar pensar en los alimentos.

[Paso 3] Come una mentita: Dale placer a tu lengua y no a tu estómago. Mantén siempre una bolsa de mentas a mano en caso de emergencia. Éstas pondrán en marcha el sentido del gusto y del olfato, sin añadir calorías innecesarias.

[Paso 4] Autoconvencimiento: Repite al menos 3 veces “no voy a comer esta hamburguesa” y se convertirá en un hecho. Investigaciones han mostrado que una declaración de intención puede aumentar la fuerza de voluntad.

[Paso 5] Sea breve: Si ya te rendiste a los pies de tu antojo, no todo está perdido. Trata de limitar tu indulgencia a unas pocas probadas, saboreando el sabor y la textura, pero evitando la completa aniquilación del deseable bocadillo. Si bien las ganas de satisfacer tu capricho serán intensas al principio, el placer disminuirá después de las primeras masticadas. Así que disfruta lentamente de la comida y luego autodetente.