Una huelga de petroleros en la provincia argentina de Santa Cruz (sur), bastión político de la presidenta Cristina Kirchner, se agudizó este domingo cuando un grupo de sindicalistas tomó una sede del sindicato en rechazo a la orden judicial de suspenderlos de sus cargos.

“Vamos a defender nuestro sindicato a como dé lugar, no vamos a usar armas de fuego pero pondremos lo que haya que poner para defenderlo”, amenazó este domingo Luis Cárdenas, uno de los dirigentes suspendidos que junto a otros setenta permanecen en la sede sindical de Caleta Olivia, 1.820 kilómetros al sur de Buenos Aires.

La huelga, que paraliza desde hace 24 días la producción petrolera provincial, es en reclamo de la renuncia del secretario general del sindicato de pretroleros de Santa Cruz, Héctor Segovia, protesta que alienta su adjunto y adversario político Rubén Retamoso.

La justicia suspendió al titular del sindicato y a todo el secretariado para detener la huelga que amenaza con entorpecer el abastecimiento de combustibles.

La decisión se tomó por pedido del gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, tras fracasadas negociaciones para levantar la medida que provoca pérdidas millonarias a la provincia cuya economía depende de la explotación petrolera.

“Se pidió la intervención de la justicia porque hay una situación anárquica dentro del sindicato, un incumplimiento de una conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo y graves perjuicios económicos que acarrea la provincia”, explicó el secretario de Trabajo de Santa Cruz, Raúl Santibáñez.

El ministerio de Trabajo designó un representante para la normalización del gremio, lo que representa en la práctica una intervención del sindicato.

Santa Cruz, que aporta cerca de 20% del crudo del país, es la provincia natal del fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) que la gobernó por tres mandatos consecutivos antes de llegar a la presidencia, hoy en manos de su sucesora y viuda, Cristina Kirchner, ex senadora nacional por Santa Cruz.