“Podría vivir perfectamente sin sexo”, es la frase que Odette Freundlich, Kinesióloga especialista en sexualidad y directora de Centro Miintimidad, escucha a diario de cientos de pacientes, de diferentes edades, quienes acuden pidiendo ayuda para salvar sus relaciones.

Dentro de las disfunciones sexuales femeninas, el deseo sexual hipoactivo o la falta de libido es la más frecuente. En Chile de hecho, en una muestra con un total de 367 mujeres, se encontró que el 34,9% de éstas presenta deseo sexual inhibido.

En ese sentido, en una muestra de 1.551 mujeres que asisten al centro, el 48% relata tener deseo sexual hipoactivo o disminuido, cuya edad promedio es de 31,2 años y donde el 49,9% de ellas está casada, 43,2% vive una relación estable y 6,9% se encuentra sin pareja.

La experta explica que el deseo sexual hipoactivo se da en mujeres que en forma persistente o por más de seis meses consecutivos tienen ausencia de fantasías en este ámbito y escaso interés por la actividad íntima, lo cual les provoca malestar y dificultades interpersonales.

La especialista en sexualidad y disfunciones del suelo pelviano afirma que existen variadas causas por las cuales una mujer haya perdido su deseo o nunca lo haya tenido, entre las que se pueden mencionar:

Falta de satisfacción sexual o con la relación de pareja que se lleva, monotonía, déficits hormonales, uso de fármacos, enfermedades, consumo de estupefacientes, angustia, depresión, Dispareunia o dolor durante las relaciones sexuales, Menopausia o Climaterio, cultura, educación, religión, sentimientos de culpabilidad, antecedentes de abuso sexual, falta de estimulación apropiada, falta de lubricación, lactancia, falta de educación y baja autoestima, entre otras razones.

Freundlich señala que “no debemos olvidar que el deseo no nace espontáneamente, sino hay que trabajarlo cognitivamente, además el inicio de la actividad sexual puede surgir con acercamiento, intimidad, compromiso y cariño, es factible irlo generando”.

En tanto, la directora del Centro Miintimidad indica que antes de iniciar un tratamiento “debemos realizar una evaluación integral acuciosa, ya que el proceso está enfocado a aprender y generar herramientas para hacerse las ganas, para mejorar las fantasías o pensamientos eróticos, a conocer su propio cuerpo y conectarse con el placer, perfeccionar el ámbito de la comunicación, ser proactiva, derribar mitos y tabúes y aplicar medicamentos, en caso de ser necesario”.

La experta hace un llamado a que “no esperemos que alguien venga a despertar nuestro deseo sexual, nosotras seamos las protagonistas. Tenemos que darnos la oportunidad de cambiar el NO, por el ¿POR QUÉ NO?”