Gracias a la masificación del internet la pornografía está al alcance de un ‘click’, y su consumo usualmente es un tema de debate que va más allá de lo moral.

Para algunos, consumir este contenido es liberador, ayuda a descubrir intereses sexuales, a enriquecer la vida sexual de una relación y alivia el estrés. Sin embargo, también puede tener efectos negativos.

Un estudio publicado en la revista científica The Journal of Sex Research señala que la pornografía puede “perpetuar expectativas absolutamente irreales a la hora de tratar de alcanzar un orgasmo”, y esto perjudica principalmente a las mujeres, según consignó el portal Huffington Post.

En la investigación, liderada por la psicóloga Léa J Séguin, se revisaron los 50 videos más vistos de PornHub, una de las páginas de contenido sexual más populares del mundo. Con ellos analizaron cuántos orgasmos tenían los hombres en comparación a las mujeres, y la diferencia es bastante grande: 78% los hombres y solo un 18,3% las mujeres.

De acuerdo a Séguin, en los videos “los orgasmos de las mujeres se producían por coito vaginal o estimulación anal, sin ningún tipo de estimulación del clítoris, cuando en el mundo real es exactamente al revés”.

“Por un lado, el porno suele reflejar y perpetuar expectativas irreales sobre las relaciones sexuales entre mujeres y hombres. Por otro, es un mito que en el porno las mujeres siempre aparezcan teniendo un orgasmo”, afirmó la psicóloga al portal PsyPost.

Pexels (CC)
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Dicha perpetuación de expectativas irreales por el consumo de pornografía también la comparte Philip Zimbardo, doctor en Psicología de la Universidad de Stanford.

En una columna publicada en la revista Psychology Today, Zimbardo afirma que existen personas que no sufren efectos secundarios negativos por el consumo ocasional de porno. Sin embargo, el fácil acceso a este “desconecta de su sexualidad en la vida real”.

“Un estudio reciente dirigido por investigadores de la universidad de Cambridge encontró que los hombres que demostraban comportamientos sexuales compulsivos requieren imágenes sexuales cada vez más novedosas porque se habitúan a lo que están viendo más rápido que sus congéneres”, señala el especialista.

En este sentido, Zimbardo indica que el constante consumo de pornografía puede presentar problemas a la hora de “formar lazos y crear intimidad en la vida real”, pues tienen una percepción errónea del sexo y, en ocasiones, es difícil excitarse con una pareja.

“Para muchos de ellos, un encuentro sexual en la vida real puede ser una experiencia extraña causante de ansiedad. Esto es porque se requieren habilidades de comunicación, el cuerpo entero necesita estar involucrado y deben interactuar con otra persona tridimensional de carne y hueso con sus propias necesidades sexuales y románticas”, agregó.

Por último, el académico acotó que existen distintas opiniones y valorizaciones respecto a la pornografía, de hecho afirma que aún faltan muchos más estudios sobre el tema. No obstante, negar que su consumo puede ser un problema para las personas es irresponsable.