A veces, convertirse en padres no es parte del proyecto de vida de algunas personas y aún así se enfrentan con este hito. No obstante, con el paso del tiempo algunos descubren que un sólo hijo no es suficiente y deciden tener otro…sin lograrlo.

De esto se trata la infertilidad secundaria, un tipo de infertilidad poco conocida pero que afecta a decenas de parejas a diario. Así lo explica a BioBioChile el médico Ricardo Pommer, director en Medicina Reproductiva de la Clínica Monteblanco, quien define esta problemática como “una infertilidad distinta al resto, que afecta a parejas que ya tienen un hijo en casa o que se embarazaron y tuvieron una pérdida reproductiva o un embarazo en una trompa, llamado embarazo ectópico, pero que actualmente no le está resultando el volver a embarazarse”.

Freepik (CC0)
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No hay sólo un motivo por el que se produce. Pommer detalla que, en el caso femenino, puede ser producto de una patología en las trompas por una obstrucción o adherencia en las mismas. “En este caso estamos hablando de algo intercurrente que pasó a la mujer después de su parto o de su embarazo que perdió”, detalla.

También el experto se refiere a las consecuencias que pueden dejar otras intervenciones médicas que terminan por repercutir en la reproducción.

“Quizás una mujer que no tiene 38 años, sino que 32 y se embarazó de su primer hijo y después tuvo una enfermedad intercurrente por una apendicitis que pasó a mayores como peritonitis, o quizás tuvo una cirugía de otra causa y ahora no se está embarazando. También estamos viendo en la gente que es obesa y se hace cirugía bariátrica con la cual baja mucho y muy rápido de peso, o también una mujer que sube muy rápidamente de peso”, ejemplificó.

De todas formas, el médico explica que la causa más recurrente de infertilidad secundaria es la edad de la mujer, ya sea por lo tardío (en un sentido biológico) de su intento de embarazo, considerando que los óvulos pierden número y/o calidad después de los 35.

Respecto a los hombres, Pommer dice que éste “puede tener un defecto en sus espermios, que puede ser su estructura interna y que logró un embarazo, pero realmente fue una pérdida reproductiva”.

“Pero hay hombres que ya tienen quizás un hijo o más de uno y ahora no embarazan y es porque también experimentan cambios. Y una de esas causas es que podría tener algo de tipo inflamatorio o algo de tipo obstructivo en las vías por dónde van los espermios”, detalla y explica que los hombres deben hacerse obligatoriamente un espermiograma cuando se busca un embarazo.

Aún así, el médico destaca que, en la búsqueda de la causa de la infertilidad, “no se trata de buscar a los culpables, sino que las causas”.

Unsplash (cc0)
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Considerando lo anterior, Pommer explica que la infertilidad secundaria puede suceder en cualquier momento, no necesariamente con el segundo. “Hay gente que ya tiene tres hijos y quiere un cuarto y no le resulta”, ejemplifica.

También el médico señala que puede afectar el cambio de pareja. “Por ejemplo, una mujer que tuvo dos hijos con su primer marido y ahora quiere un tercero -con otra pareja- pero no está resultando, y ahí quizás lo que exista es que uno de los dos tenga un potencial reproductivo bastante más malo y quizás con su pareja anterior no se notaba, pero al hacer una nueva familia sí se esté notando”, señala.

Ante esto, destacó que “la infertilidad es mixta y siempre hay que estudiar a los dos, siempre en la ecuación tiene que estar el hombre”.

Entonces, ¿qué debe hacer la mujer o pareja que no puede embarazarse por segunda vez y quieren ser padres? Ante esto, Ricardo Pommer explica que es importante “consultar un ginecólogo especialista en medicina reproductiva y así evitar estar en el mundo de los supuestos como el ‘yo creo, yo supongo’ o echarle la culpa a la suerte, cuando lo importante son los procesos y los tratamientos”.

“Si una mujer ya tiene un bebé o se embarazó y lo perdió por diversas razones, es mejor ocuparse de consultar un especialista para ver cuál es la causa por la cual no me está llegando un segundo hijo, o también por qué hubo una pérdida reproductiva y por qué se produjo. Pero siempre debe ver a un experto y no especular al respecto”, aconseja.

Años de intentos fallidos

Quien vivió este obstáculo en carne propia fue María José Martínez, una mujer que se convirtió en madre a los 20 años, sin planificarlo, y que ocho años después decidió volver a tener un hijo sin mayor éxito.

“Quise volver a ser madre en 2009. Hice todo lo que tenía que hacer para quedar embarazada y no funcionaba. Había hecho chequeos médicos y, de forma aparente, no tenía nada que lo impidiera”, cuenta a BioBioChile.

Es así como María José asistió a una clínica convencional para poder embarazarse, en donde le ofrecieron realizar una inseminación artificial; sin embargo, nada funcionaba.

“Perdí tres años de mi vida ahí. Sacamos todo (los óvulos), fecundamos todo, volvíamos a meter todo… y no pasaba nada. Sentía frustración y nadie me explicaba nada”, dice la mujer que invirtió millones de pesos en este proceso en el que insistió de 2009 a 2013.

Pexels (CC0)
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“Te llenas de hormonas y es súper agotador para ti y tu pareja. De repente te dicen que todo va bien y después no es así”, explica la mujer que decidió desistir cuando tenía 32 años. “Tenía una pena tremenda de no poder ser mamá”, relata.

“No, de nuevo no”

María José señala que decidió “olvidarse del tema” por algunos años, hasta que le mencionaron a un médico especialista en fertilidad. “‘No, de nuevo no’, fue mi primera reacción”, recuerda aunque finalmente optó por intentarlo otra vez.

Después de pasar varios meses solicitado su expediente a la clínica inicial, la mujer -de ya 37 años- visitó al nuevo doctor. “Me acuerdo que entré y me dio la respuesta que necesitaba y que nadie me había dicho”: el médico le habló sobre la infertilidad secundaria. “El doctor me explicó que yo no era apta para una inseminación artificial, porque tenía pocos óvulos y mi marido tenía espermios poco móviles. La posibilidad de que nos embarazáramos era casi nula”, señala.

Pero aún así el médico les ofreció una solución y comenzaron un proceso de estimulación de óvulos para “elegir los mejores”, recuerda. “Anteriormente no me habían dicho que habían óvulos que están destinados a ‘morir’ por selección natural. Este médico quería elegir los mejores y debí pasar por el proceso dos veces, antes de que fecundara sólo uno, el más apto”, recuerda.

Cuando logró quedar embarazada, María José estaba eufórica. “No lo podía creer. Yo y mi marido llorábamos, nos sentíamos como en el cielo”, recuerda. En efecto, la madre -de ahora dos hijos- quedó embarazada con 37 años y, según cuenta, “fue un embarazo excelente”. Hoy su hijo menor tiene tres años.

A pesar de su experiencia, la mujer tiene un mensaje claro para quienes están pasando el mismo proceso que ella vivió: “Cada una sabe que quiere y siente, pero no se te puede ir la vida entera en esto. Cuando uno no tiene hijos, hay que ‘darle’ hasta el final. Cuando sí tienes, hay que fijar un deadline, como lo hice yo, y no se alcanzó a cumplir. Aún así no hay que dejar de considerar que quizás sólo estás en la clínica y/o con el médico inadecuado”.