La maternidad desde hace años no es la de nuestras madres ni abuelas. Postergada por razones sociales como el desarrollo personal, profesional o estabilidad económica, hoy es cada vez más frecuente ver a madres sobre los 40 años cargando lactantes. De hecho, en 2019, el 34% de las pacientes de Reproducción Asistida en el centro IVI Santiago tenían más de 40 años.

Y aunque cada experiencia es única, los especialistas reconocen que, la estabilidad emocional y económica son a menudo, los factores más favorables de la maternidad tardía.

Sin embargo, esta tendencia mundial -que llegó para quedarse a Chile-, no coincide con la edad reproductiva de la mujer; se sabe que la fertilidad empieza a disminuir a partir de los 35 años. De hecho, se estima que las probabilidades que una mujer de 40 logré naturalmente un embarazo bordean apenas el 8%.

“El principal problema de gestaciones más tardías es la alteración inherente en la calidad de los óvulos. Las mujeres nacen con una cantidad determinada de óvulos que se van perdiendo, con el pasar del tiempo. Van disminuyendo tanto la reserva ovárica como la calidad ovocitaria. De esta manera, una mujer de 40 años tiene en promedio sobre el 80% de los embriones producidos por sus óvulos tendrán alteraciones genéticas, lo que se puede traducir en fallos de implantación, abortos involuntarios o anomalías cromosómicas en los embriones”, explica el ginecólogo Andrés Carvajal, experto en medicina reproductiva.

Por ello, los expertos en reproducción asistida no dudan en recomendar a quienes decidan posponer la maternidad, considerar técnicas de preservación de la fertilidad femenina como la vitrificación de ovocitos. Lo ideal es efectuar el procedimiento a edades tempranas no superiores a los 35 años.

Y para quienes superen los 40 años, se recomiendan tratamientos de fertilización in vitro que pueden ir acompañados de un diagnóstico genético previo a la implantación, es decir, antes de su transferencia al útero para asegurarse de que el futuro feto esté sano, con lo que se busca reducir los riesgos asociados con los cambios cromosómicos relacionados con el envejecimiento del óvulo.

Otra alternativa para quienes, debido al envejecimiento ovárico, no cuenten con óvulos o sean insuficientes para obtener un embarazo, es recurrir a la Ovodonación, tratamiento cuya tasa de éxito es superior al 97%. Esta técnica es muy frecuente: en 2019, fue utilizada por el 58% de las pacientes que tenían entre 40 y 44 años.