Arturo Prat Chacón es considerado como el “máximo héroe naval” en Chile, principalmente gracias a su heroica participación durante la Guerra del Pacífico, muriendo a bordo del Huáscar.

Nacido en 1848, no sólo fue un destacado marino y militar, sino que además tuvo una carrera como abogado, desempeñándose en temas relacionados con lo naval.

No obstante, otro aspecto de su vida del que no suele hablarse mucho tiene relación con su faceta ligada al espiritismo, la cual comenzó a practicar a sus 27 años y cuya doctrina sostiene que es posible entrar en contacto con espíritus de personas fallecidas.

En ese sentido, los historiadores coinciden en que el fallecimiento de la hija de Prat fue lo que lo llevó a participar de estas sesiones, para así poder comunicarse con ella.

En diciembre de 1874, la pequeña Carmela de la Concepción -de solo unos meses de vida- murió tras haber nacido con una contextura frágil y enfermiza.

Prat no alcanzó a llegar para acompañarla en sus últimos días, ya que se encontraba cumpliendo con sus deberes navales en el norte del país, hecho que lo marcaría profundamente por el resto de su vida.

Irrupción del espiritismo

“Es importante mencionar que fue el historiador Manuel Vicuña en su libro ‘Voces de Ultratumba. Historia del espiritismo en Chile’ (2006) quien demostró que Arturo Prat participó en sesiones espiritistas y que Carmela Carvajal también participó en estas sesiones luego de la muerte de Prat”, indicó a BioBioChile Paula Caffarena, Académica e investigadora de la Escuela de Historia de la Universidad Finis Terrae.

“A través del libro de Vicuña, es posible observar que efectivamente la práctica espiritista existió en Chile y particularmente en Valparaíso”, agregó.

De acuerdo a Caffarena, en esta práctica participaron personas importantes del periodo, creándose publicaciones y estableciéndose círculos y centros en diferentes ciudades. “Por ejemplo, en 1875, se publicó en Santiago la ‘Revista de estudios Espiritista, morales y científicos"”, precisó.

Por su parte, en su libro Historia Secreta de Chile, Jorge Baradit detalla cómo fue una de las sesiones de Prat en que, con ayuda de una médium, supuestamente logró comunicarse con su hija fallecida.

Carmela Carvajal Briones, su esposa (CC) Wikimedia Commons
Carmela Carvajal Briones, su esposa (CC) Wikimedia Commons

De acuerdo al autor, ocurrió una noche de abril de 1875, en una casona aristocrática en un cerro de Valparaíso. Hasta ese lugar llegó un grupo de porteños, quienes tras tomarse de las manos y esperar bajo completo silencio, recibieron un escueto mensaje mediante la médium Rosario Orrego:

“Papá… es triste despertar en este mundo y ver el sufrimiento que ha causado mi partida. Pero Dios así lo dispone, hágase su voluntad”

Tras escuchar estas palabras, Prat rompió en un profundo llanto junto a su esposa, Carmela Carvajal.

Pero eso no fue todo, ya que además se menciona que el héroe naval también realizó sesiones de espiritismo para comunicarse con su fallecido padre, lo que habría dado resultados el 4 de abril de 1876.

Álvaro Góngora, doctor en Historia y decano de la Facultad de Humanidades y Comunicaciones de la Universidad Finis Terrae, explicó a BioBioChile que Prat comenzó a experimentar con el espiritismo influenciado por su tío materno, Jacinto Chacón, considerado como uno de los precursores de esta práctica en nuestro país.

Arturo Prat, Jacinto Chacón (su tío materno) y Luis Uribe en 1858, año en que Prat y Uribe ingresaron a la Escuela Naval
Arturo Prat, Jacinto Chacón (su tío materno) y Luis Uribe en 1858, año en que Prat y Uribe ingresaron a la Escuela Naval

Por lo demás, agregó que no es ningún secreto que Arturo Prat realizaba esta práctica, la que cada vez comenzó a hacerse más popular entre la elite aristocrática de Santiago y Valparaíso. Una de las médium más famosas de esos tiempos era la esposa de Benjamín Vicuña, doña Victoria Subercaseaux.

Góngora, eso sí, deslizó una crítica de Baradit en relación a su obra Historia Secreta de Chile. “De partida, no es historia, es ficción. En cuanto a los hechos históricos, él los arregla, le pone de su cosecha”, enfatizó.

“Yo escribí una columna en que digo que no es historia, y no es secreta, porque todo lo que él dice, está en los libros”, cerró.