Es muy usual que cuando le presentamos ciertos elementos a nuestras mascotas, expresen miedo por los ruidos que emiten o por sus formas. Por ejemplo, inmediatamente podemos recordar cómo sufren los perros cuando en Año Nuevo se lanzan fuegos artificiales.

A veces no pensamos que nuestras mascotas sufren por diversas fobias, lo que deberíamos tener en cuenta. Esto puede ir desde problemas de socialización, hasta miedos a objetos inanimados o inmateriales, como juguetes o el agua.

Sobre esto mismo, conversamos con la académica de la Escuela de Medicina Veterinaria de Universidad de Las Américas, Paola Mujica, quien comentó que hay ciertas cosas que tenemos que tener en cuenta.

“Las mascotas pueden tener miedo a ciertos elementos cotidianos y también a personas desconocidas. Hay perros que incluso pueden desesperarse súbitamente y realizar acciones peligrosas, como intentar escapar a través de una reja en la cual no caben y quedar atrapados, escalar un muro de gran altura, lanzarse de un balcón, cruzar una calle”, partió explicando la veterinaria.

Ejemplo: si nuestro perro le tiene miedo a las escaleras, podemos acompañarlos guiándolos al bajar o subir los escalones dejándoles comida. Esto se llama ‘desensibilización paliativa del miedo’

En este sentido, debemos estar muy atentos a los escenarios nuevos, donde se presenten situaciones, objetos o personas que puedan generar situaciones que los afecten.

¿Qué tenemos que tener en cuenta si vemos que algo así se presenta? Mujica explica que lo mejor es alejar de inmediato a la mascota de este estímulo negativo. De hecho, insiste que jamás se debe forzar a la interacción con este objeto o escenario para que así ‘se le quite el miedo’, ya que podría ser peor.

“Respecto a las señales que se pueden observar, dependerán mucho de cada individuo. Algunos animales tenderán a realizar un escape desenfrenado, mientras otros podrían incluso tener una actitud defensiva, ladrando, arañando, e incluso atacando al objeto o persona que les da miedo”, complementó la académica.

Otro ejemplo, si nuestro perro le tiene miedo a los ascensores, podemos llevarlos en brazos las primeras veces, y luego poco a poco los vamos dejando en el suelo hasta que pierdan el miedo

En este sentido, las señales corporales son claves. Y también los objetos a los que les enfrentemos: aspiradoras, secadores de pelo, hasta las escaleras y ascensores pueden generar fobias.

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¿Cómo los podemos ayudar?

Todo depende de la edad y la conducta del animal. Por ejemplo, si son cachorros, podemos lograr que vayan tomando contacto de manera controlada para que haya una ‘desensibilización a estímulos’.

Ahora bien, si vemos una fobia más evidente y que comience a generar problemas que no podemos controlar, lo mejor es acudir a un Médico Veterinario con experiencia en el área de etología.

Tercer ejemplo, los niños o personas desconocidas. Hay que tener mucho cuidado aquí, sobre todo con los más pequeños. La interacción deber ser paulatina, y nunca tenemos que realizar movimientos bruscos que puedan provocar que muerda. Siempre hay que hacerlo con movimientos lentos y comprobando que el animal está en un ambiente tranquilo.

Ahora bien, si vemos que los miedos se presentan en animales mayores, no debemos asustarnos, nunca es tarde para ayudar a nuestras mascotas. Con el acompañamiento necesario, podemos lograr mejorar la calidad de vida del animal y su familia.