Han pasado tres semanas desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos. Aunque acotado, este periodo ha estado marcado por una serie de decisiones un tanto controvertidas, así como cambios significativos en la política nacional e internacional del país.
Uno de los temas que ha acaparado la atención de los titulares son los famosos «aranceles», una herramienta que el mandatario ha utilizado con frecuencia para impulsar su agenda de Gobierno y modificar relaciones comerciales.
Por ejemplo, EE. UU. anunció hace poco nuevos aranceles para productos de Canadá, México y China, argumentando que buscan frenar la migración ilegal y el tráfico de drogas. Sin embargo, Canadá y México lograron postergar su aplicación por 30 días.
Así mismo, Trump anunció que implementará aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, y pronto anunciará nuevas tasas para los países que gravan los productos estadounidenses.
En este contexto, vale la pena comprender qué son los aranceles, quiénes los pagan y qué papel juegan en el panorama económico.
¿Qué es un arancel y cuándo se aplica?
En pocas palabras, un arancel es un impuesto a las importaciones. A menudo, el objetivo principal es encarecer el objeto importado para hacer más competitiva la producción nacional.
“Los aranceles proporcionan a las mercancías producidas en el país una ventaja en materia de precios con respecto a las mercancías similares importadas, y constituyen una fuente de ingresos para los gobiernos”, explican desde la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Existen varios tipos de aranceles utilizados en el comercio internacional. Los más comunes son los aranceles ad valorem, que se calculan como un porcentaje del valor del producto importado. También están los aranceles específicos, que se aplican como una cantidad fija por unidad de producto, independientemente de su valor. Además, existen los aranceles combinados o mixtos, que combinan ambos métodos, aplicando un porcentaje del valor y una cantidad fija.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial (FEM), los aranceles suelen pasar desapercibidos cuando se aplican de manera moderada y prudente. Sin embargo, cuando obedecen a una dinámica de «guerra comercial», pueden generar efectos negativos en el comercio.
Por ejemplo, si un país ayuda económicamente a sus empresas para que vendan productos más baratos en el extranjero, otro país puede responder con impuestos especiales llamados “derechos compensatorios” para equilibrar la competencia. Estas acciones son válidas siempre que sigan las reglas de la OMC, explican desde el Instituto Peterson de Economía Internacional.
Lo anterior puede ser útil, por ejemplo, para combatir prácticas de dumping, un tipo de competencia desleal donde se venden productos o servicios por debajo del precio normal con el objetivo de deshacerse de los competidores.
¿Cómo funcionan los aranceles y quién los paga?
Imaginemos la siguiente situación basada en un ejemplo proporcionado por el FEM. Supongamos que un país decide aplicar un arancel específico a las manzanas importadas desde otro país.
Las empresas del país que aplicó el arancel aún pueden comprar manzanas importadas, pero deben pagar al Estado un impuesto extra por cada kilo. Esto encarece las manzanas extranjeras, haciéndolas menos atractivas frente a las producidas localmente.
Sin embargo, al aumentar la demanda de manzanas locales, sus precios también pueden subir. Y si el otro país responde con sus propios aranceles, la situación se vuelve aún más tensa.
“Estas medidas tienden a provocar una guerra de desgaste. Otros países toman represalias y los costos se trasladan a los consumidores. Esto puede dar lugar a un aumento de la inflación, lo que pone en alerta a los economistas”, sostiene el FEM.
“Los aranceles son un impuesto a las importaciones y aumentarán los precios para los hogares y, fundamentalmente, para las empresas que dependen de insumos importados para fabricar sus productos”, explican desde el Instituto Peterson.
El impacto de los aranceles no es inmediato ni uniforme. Si bien pueden proteger ciertas industrias locales, también pueden aumentar costos para empresas y consumidores. En sectores donde la producción nacional no es suficiente para cubrir la demanda, el encarecimiento de bienes importados puede generar presión sobre los precios y afectar la competitividad de otros rubros.
En el caso de Estados Unidos, la aplicación de aranceles ha desencadenado respuestas de sus principales socios comerciales, lo que ha reconfigurado acuerdos y tensado relaciones diplomáticas. Así mismo, quienes dependen de insumos importados han manifestado su preocupación por los efectos en sus costos de producción, no así aquellos sectores que ven oportunidades de crecimiento en la protección arancelaria.