Con una muestra de 1.437 encuestados de entre 21 y 68 años, el estudio Termómetro de la Salud Mental en Chile de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) y la Universidad Católica (UC) mostró en cifras cómo la salud mental de los chilenos empeoró durante abril, en momentos en que había 16,3 millones de personas confinadas debido a la pandemia de covid-19. El 46,7% dice presentar algún síntoma de depresión.

Los encuestadores mostraron un listado de sensaciones negativas y consultaron si es que las habían manifestado durante las últimas dos semanas. Los resultados indican que un 22,4% tuvo poco apetito o comió en exceso, un 22,3% se sintió cansado o con poca energía y un 22,8% presentó problemas para quedarse dormido.

También se consultó por el poco interés al hacer las cosas (15,2%); sentirse desanimado, deprimido, sin esperanza (12,1%); dificultad para concentrarse (11,6%). Todas, cifras que aumentaron respecto de una medición anterior de noviembre de 2020.

En tanto, el porcentaje de personas que dijo tener pensamientos de que sería mejor estar muerto o hacerse daño subió de 0,7% a 3,1% entre noviembre y abril.

Los síntomas de depresión fueron clasificados en suaves (28,2%), moderados (10,7%) y moderados/severos y severos (7,7%). El estudio determinó, además, que las mujeres presentan una mayor prevalencia.

La proporción que dijo presentar síntomas depresivos en algún grado es menor en el grupo de universitarios y mayor entre los menos educados. Así también, más de la mitad de las personas en estado “separado” (51,7%) presentan estos síntomas, casi 9 puntos adicionales de prevalencia que las personas “casadas/convivientes”.

Cristóbal Cuadra, gerente División Asuntos Jurídicos y Corporativos de la ACHS, junto a David Bravo,
director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, Daniela Campos, jefa de Riesgos Psicosociales de la ACHS, y Rafael Torres, Psiquiatra y Director de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, dieron a conocer los resultados de la investigación que se hizo mediante entrevistas telefónicas.

Otras sensaciones

En abril aumentaron las prevalencias de síntomas asociados a problemas de salud mental respecto de noviembre de 2020 para todos los grupos de la población, independiente de sus características demográficas. Una de las variables que más diferencias ha mostrado entre la primera versión del estudio y esta, es la situación de personas que viven solas.

Si en julio de 2020 estas tenían significativamente mayor prevalencia de problemas de salud mental que el resto, en noviembre esto se revirtió, siendo quienes vivían con más personas los que tenían más problemas de salud mental. Ahora en abril no se aprecian diferencias entre quienes viven solos y quienes viven acompañados, con ambos grupos presentando un 32,8% de presencia de síntomas asociados a problemas de salud mental.

Por otro lado, la presencia de problemas de salud mental subió en todas las regiones de Chile. La zona Sur, al igual que en julio y noviembre de 2020, sigue siendo la de menor prevalencia con un 28,6%, mientras que la zona norte es la que muestra la mayor tasa (39,7%). La Región Metropolitana, por su parte, llegó a un 33,8%.

Uno de los elementos que se correlacionan en mayor medida con la salud mental es la situación laboral y económica de cada persona. La detección de sospecha o presencia de problemas fue de 50% entre los desocupados. Siendo esta proporción de 39% entre quienes están laboralmente inactivo/as (que técnicamente no son desocupados, sino que no forman parte de la fuerza de trabajo) y de 29,6% entre quienes trabajan.

La sospecha o presencia de problemas de salud mental es muy superior (casi 14 puntos) en aquellos hogares que reportan una caída en sus ingresos respecto del año anterior.

Antonia Errázuriz, co-autora del estudio y académica del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Católica, señaló que “los resultados que hemos presentado vienen a confirmar la línea tan fina que existe entre bienestar físico y mental al mostrar una mayor presencia actual de problemas de salud mental, síntomas de depresión, deterioro del estado de ánimo, insomnio y problemas de soledad en quienes reportaron padecer dos o más enfermedades crónicas o evaluaron su salud física como mala o pobre”.

Asimismo, un 45,9% de las personas entre 21 y 68 años en el país evalúan que su estado de ánimo actual es peor o mucho peor en comparación con la situación anterior a la pandemia. Esta cifra nunca ha bajado del 42% desde que comenzó esta medición.

Otro factor importante es el insomnio. Un 46,9% presentó algún grado de problema para conciliar el sueño. El estudio concluyó que un 19,8% de la población entre 21 y 68 años presenta problemas de insomnio moderado o severo. Más de la mitad de los entrevistados (52,4%) admitió tener algún grado de dificultad para levantarse más temprano de lo deseado.

En resumen, Bravo indicó que “estos resultados ofrecen un espacio de reflexión acerca de la manera como los antecedentes de salud física, los efectos económicos y el estilo de vida durante la pandemia se relacionan con el deterioro de salud mental en nuestra población”.