Los expertos recogen que puede tener que ver con las neuronas de oxerina, que se proyectan desde el hipotálamo a distintas regiones del cerebro, especialmente con fuertes conexiones en las zonas de excitación y recompensa.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature, trae la más reciente hipótesis sobre qué es lo que hace que las pupilas en los ojos se dilaten. Si bien ya se conocen las razones que causan este efecto, no había certeza de su mecanismo.

Recordemos que las pupilas se dilatan y contraen principalmente por factores como los cambios bruscos de luz, medicación, lesiones, afecciones neurológicas e incluso el consumo de alcohol y drogas, pero ¿cuál es el mecanismo que produce la dilatación?

Los médicos anteriormente identificaron que el neurotransmisor que genera esta respuesta en los ojos podía ser la serotonina, porque sus receptores relajan los músculos de la pupila y en consecuencia su dilatación, pero ahora descubrieron otro neurotransmisor clave, la oxerina.

El estudio dice que la oxerina podría estar detrás de los cambios de la pupila a través de unas células llamadas neuronas de oxerina. Estas se encuentran en el hipotálamo, que está en la base de la zona central del cerebro y controla aspectos como la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, el hambre y la sed, los ciclos de sueño y la presión arterial.

Los expertos recogieron que las neuronas de oxerina se proyectan desde el hipotálamo a distintas regiones del cerebro, especialmente con fuertes conexiones en las zonas de excitación y recompensa.

De hecho, ya se sabía que estas neuronas, a través de estas conexiones, aportan en la regulación de los sistemas conscientes y despiertos, pero se desconocía cuál era su rol en respuestas más rápidas y breves del cerebro.

Las neuronas de oxerina y las pupilas

Para indagar en esta incógnita, los expertos estimularon las células oxerinas en ratones vivos y observaron cómo influía esta estimulación en la respuesta de sus pupilas.

El efecto fue tan fuerte que supimos de inmediato que estábamos ante algo importante“, comentó el neurocientífico Nikola Grujic, autor del estudio, de acuerdo con Science Alert.

“Muy a menudo, los efectos de la neuroestimulación se pierden en el ruido de los datos de medición, que luego tenemos que filtrar minuciosamente para encontrarlos. Esta vez fue diferente. El efecto era evidente“, agregó.

Además, hubo algunos grupos de neuronas en ciertas regiones del cerebro que no cambiaron la pupila, pero sí afectaron los sistemas de recompensa, mientras que otros grupos cumplieron ambas funciones.

“La estimulación específica de células, la eliminación y las grabaciones en vivo revelaron fuertes vínculos correlativos y causales entre la dilatación de la pupila, un marcador cuantitativo de excitación, y la actividad celular de orexina“, dice el paper.

“La codificación de la excitación y la recompensa se distribuyó entre las células de orexina, lo que indica que se especializan en la comunicación rápida y multiplexada de estados momentáneos de excitación y recompensa”, agregan.

Por otro lado, tras esclarecer la importancia de las oxerinas en diferentes sistemas, los neurocientíficos creen que su pérdida podría generar consecuencias graves como trastornos neurológicos, insomnio y Alzheimer. Pero todavía queda por investigar.