Colmadas han estado las redes sociales con los memes del auto Suzuki S-Presso. A primera vista, uno podría pensar que es un hecho muy negativo la cantidad de burlas que se pueden encontrar por su particular diseño y pequeño tamaño. Sin embargo, lo que ha ocurrido con este producto, es el fiel reflejo de la nueva era que vive hoy la publicidad en Chile y en el mundo.

Hace rato que la publicidad dejó de ser la mera venta de productos y servicios, teniendo que proponer soluciones concretas a problemáticas reales de la gente, en lo social, lo económico, lo medioambiental y en tantas otras necesidades. Esto trae consigo que las marcas se están humanizando. Hoy sus mensajes tienen eco en la gente y se vinculan con la audiencia en su diario vivir.

Lo que pasa con Suzuki, de alguna manera muestra cómo las personas se están relacionando con las marcas y lo que esperan de ellas. En esta horizontalidad, bastante menos paternalista, hoy la audiencia se siente con el derecho de exigirle más a las marcas, como también de opinar abiertamente sobre ellas, ya que son parte de su cultura y cotidianeidad.

El Suzuki S-Presso, haciendo gala al dicho “no hay publicidad mala”, se logró instalar en el día a día de las personas como algo que les saca una sonrisa. Podríamos llevarlo a la teoría del antihéroe, donde se tiende a empatizar con el más feo, el más débil, el que no es precisamente “un winner”, sino al contrario, es más cercano a una persona real, como cualquiera de nosotros.

Eso genera que la gente termine tomándole cariño al auto, e incluso, sienta cierto grado de compasión por el “bullying” que le están haciendo. ¿El resultado? La audiencia está posicionando con fuerza un producto que supuestamente no es del deseo para nadie, pero a la vez es un modelo líder en ventas.

Por todo lo anterior, este es un excelente ejemplo de cuando una marca empieza a ser de la gente, a conectar con su cultura, con su identidad, con su lenguaje, y donde son las mismas personas las que hablan por la marca.

Ya lo quisiera cualquier producto o servicio, porque una publicidad así le gana a cualquier campaña si se logra vincular de una manera tan espontánea, orgánica y creíble.

Para finalizar, llama la atención el silencio que ha tenido Suzuki. Pareciera ser que eso que parece malo, no es tan malo en definitiva. Podría ser incluso una estrategia. Por eso, el gran desafío que tiene ahora la marca es sacar créditos en el mediano y largo plazo con todo el contenido viral que se ha estado generando.

Está claro que hoy la gente ya no le cree a la cosa tan publicitaria, empaquetada o perfecta. Por eso este antihéroe es lo que es, es lo que promete, ni más ni menos. Y el fenómeno podría terminar siendo un éxito si se encausa bien.

Alejandra Ferrari y Jessica Chauriye, Asociación Chilena de Publicidad (Achap).

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