Martín Mewes Achondo, exalumno del Colegio San Isidro de Buin, quien además es hijo de Ricardo Mewes Schnaidt, importante dirigente del gremio de los grandes empresarios, escribió una carta denunciando casos de abusos sexuales por parte de los Legionarios de Cristo.

Una grave denuncia de abuso sexual por parte de un sacerdote de los Legionarios de Cristo quedó al descubierto tras una carta de un exalumno del colegio San Isidro de Buin, quien además es hijo de Ricardo Mewes Schnaidt, el presidente del gremio que agrupa a los grandes empresarios de Chile (Confederación de la Producción y Comercio, CPC)

Se trata de Martín Mewes Achondo, quien hizo público su caso en una misiva donde revela lo sucedido y que salió a la luz durante una terapia por el alcoholismo que padecía.

De hecho, de acuerdo a su testimonio, durante las sesiones de terapia “empezaron a aparecer recuerdos; imágenes de mí siendo niño, en una sala en mi colegio, con dos personas más”, dice la carta.

“Un cura que recuerdo perfectamente, Luis Francisco González, y otro que siempre intuí que era el padre Daniel Reynolds, ambos pertenecientes a la congregación de los Legionarios de Cristo”, detalla.

“Cuando vi su nombre en una denuncia reciente, se me removió todo, me dieron ganas de vomitar y mi sospecha se hizo más real”, apunta.

“Nos quedamos trabajando ese recuerdo y cada vez que volvía a esa imagen, mi cuerpo experimentaba reacciones que muy pocas veces había sentido. Estas sensaciones eran muy incómodas y perturbadoras. Sentía asco, debilidad, vergüenza, angustia y, sobre todo, mucho miedo”, relata.

“Finalmente, después de muchas sesiones, mi psicóloga me ayudó a nombrar lo que para mi era una sospecha. Dijo: “lo que viviste fue una situación de abuso”. En ese minuto confirmé lo que siempre había creído. Había sido abusado”, señala Mewes.

“Esto pasó cuando yo tenía entre 10 y 12 años, edad en la que participaba como acólito y en otras actividades de los Legionarios de Cristo que eran muy atractivas para cualquier niño. Eras parte de un grupo “importante”, se jugaba fútbol, se hacían paseos a alojar y muchas otras cosas”, cuenta.

“De hecho, mi mamá hace un tiempo, sin saber lo que había pasado, para molestarme, mandó a mi grupo de familia una foto mía siendo acólito para la primera comunión de uno de mis hermanos: “quién te viera y quién te ve” me puso. Un comentario que aludía a mi odio por la iglesia. Precisamente el cura que realizó esa ceremonia era Luis Francisco González”, recuerda.

“Coincidentemente, a esa edad mi personalidad cambió en manera radical. Al parecer, pasé de ser un niño muy alegre y cariñoso, a un niño muy retraído, malhumorado, bajé un montón las notas y mi actitud frente a todo lo relacionado con la religión cambió abruptamente y empecé a llevar la contra en todo lo que se refería a la iglesia”, añade.

“Desde que tengo recuerdo, he estado en contra de los curas, quienes siempre me han provocado una incomodidad perturbadora. De hecho, entre bromas, siempre le dije a mi mamá que no me gustaban los curas porque “un cura me tocó” mientras estaba en el colegio. Hasta antes de enterarnos de la noticia, era solamente una talla, pero finalmente empezó a tener sentido”, señala en la carta.

Como dato, Mewes describe las presiones que sufrió por parte de Daniel Reynolds, quien lo sacaba de clases para tratar de convencerlo de que hiciera su confirmación, luego que se negara a ser parte del tradicional rito católico.

“Fue bastante hostigador e insistente. Finalmente, convencido de que no podía confirmarme por mi “inexplicable odio hacia la iglesia”, decidí no hacerlo, aunque eso significara que la comunidad de los legionarios me cuestionara frecuentemente”, dice.

Pero además, el denunciante expone lo sucedido al interior del colegio San Isidro, luego que se destapara el caso del padre Marcial Maciel, el sacerdote mexicano fundador y líder de los Legionarios de Cristo, quien fue acusado de abusos sexuales contra menores.

“La única respuesta del colegio hacia los alumnos fue “esta noticia es falsa, es solo el diablo que quiere hacerle daño a la iglesia”. Cuando realmente se habían comprobado los casos, lo único que pasó fue que, al día siguiente, los cuadros de Maciel ya no estaban en ninguna parte del colegio”, afirma.

“Un poco después de lo de Maciel, en el colegio comenzó el rumor de que al padre Luis Francisco González, el mismo que había abusado de mí, había sido visto en prácticas sexuales inusuales. Creo que lo único que supimos fue que, al poco tiempo, a este cura lo mandaron fuera del país y nunca más nadie supo de él”.

Junto con detallar algunos episodios de su vida que estuvieron marcados por el trauma de lo sucedido, Mewes reflexiona asegurando que “no sé si es habilidad de los curas, de los Legionarios en particular o, bien, de un abusador en sí, pero te hacen sentir débil, sucio, culpable, traicionado, con rabia, con impotencia. Sientes que no vales nada. Empiezas a dudar si efectivamente pasó, si le estoy poniendo color o si habrá sido realmente tan grave, proceso que te va comiendo la cabeza”.

“Finalizo esta carta desde mi experiencia personal de dolor, pero también desde la rabia e
indignación hacia la manera negligente en que los legionarios y la Iglesia han manejado las situaciones y denuncias de abuso sexual de menores”, sentencia.

“¿Cómo se van a salir de nuevo con la suya? ¿Cuánto poder tienen realmente? ¿Cómo va a ser esto tan injusto para las víctimas? ¿Cómo no van a ser capaces de hacerse cargo? ¿Hasta cuándo van a seguir escondiendo cosas? Creo que es muy importante informarse, principalmente quienes tengan contacto con los legionarios, de cómo fue formada esta congregación”, concluye.

Al respecto, desde el Colegio San Isidro publicaron también una carta donde confirman el inicio de una investigación canónica a cargo de una abogada externa, Joanna Heskia, junto con una denuncia en el Ministerio Público, según publica El Mostrador.

Asimismo, un grupo de docentes del establecimiento también se refirió a lo sucedido. Por medio de un comunicado, indicaron que “nos duele mucho esta situación”, añadiendo que “hacemos un doloroso mea culpa, tal vez no estuvimos a la altura de la misión que nos encomendaban los padres de familia y, por supuesto, los mismos alumnos. Nos sentimos engañados, utilizados, ya que nosotros muchas veces impulsábamos encuentros y reuniones Intercolegios en donde también asistían sacerdotes”.

Vale recordar que la congregación ha enfrentado acusaciones semejantes, incluyendo las que recayeron sobre el sacerdote irlandés John O’Reilly, quien es la figura más emblemática que la orden ha tenido en Chile. En 2004, O’Reilly fue condenado por la justicia chilena como autor de abuso sexual en contra de una menor de edad. Capellán del colegio Cumbres, era cercano a Marcial Maciel.