José Víctor Salazar saltó tristemente a la fama en 2017 luego de resultar con el 72% de su cuerpo quemado en medio de una protesta en Caracas en contra del gobierno de Nicolás Maduro.

La explosión de un tanque de gasolina de una moto cambió para siempre su vida y, de no ser por el fotógrafo Ronaldo Schemidt de la Agence France Presse, su caso habría pasado desapercibido.

El lente de Schemidt inmortalizó el cuerpo en llamas de Salazar y la imagen dio la vuelta al mundo, tanto que fue galardonada como fotografía del año del World Press Photo.

Esto le permitió a Salazar, según comentó él mismo a Las Últimas Noticias, que desde distintas partes del mundo le enviaran medicinas para poder sobrevivir y recuperarse.

Agence France Presse
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Tras salir adelante, y siendo atendido por médicos y enfermeras en la clandestinidad, decidió huir de Venezuela ya que tenía la certeza de que lo iban a capturar.

La huida

Era julio de 2018 cuando Salazar abordó un vehículo y llegó escondido hasta la frontera con Colombia, desde donde se movilizó hasta Lima donde se quedó algunos meses. Desde allí, se vino a Chile y se radicó en Puente Alto.

Al entrar, el hombre de 29 años recibió una visa por 90 días. “Los chilenos me preguntan si es verdad todo lo que se vive en mi patria, si no es una obra de la oposición, del capitalismo o del gobierno de Estados Unidos. Yo les digo que es verdad, allá comer tres veces al día es un lujo, no se come carne ni pollo, mucha gente se muere de desnutrición”, aseveró.

Salazar, que estudió Bioanálisis, se reconoce opositor. De hecho, militó en el partido Voluntad Popular, apoyó la campaña presidencial de Henrique Capriles y también estuvo a favor de Leopoldo López.

Incluso, cuenta que en 2014 fue capturado por la Guardia Nacional: “estuve detenido 48 horas donde me torturaron física y sicológicamente“.

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Su vida en Puente Alto

Actualmente, vive en Puente Alto ya que “un conocido que está en Chile me comentó que esta comuna es muy barata para arrendar”. Allí vive solo sin parientes y amigos, y además está desempleado.

“Quiero rearmar mi vida, quiero trabajar aquí y aportar en Chile, luego me gustaría regresar a Venezuela cuando la situación se estabilice”, dijo.

Su actual preocupación es que su visa turista ya venció, por lo que busca tener su documentación al día para poder trabajar. Para eso ya solicitó asilo político.

“Mi foto se transformó en símbolo de lucha en el pueblo venezolano y demuestra la represión que existe en mi país. Me tildaron de terrorista, mi cara se publicó en todos los diarios del oficialismo”, puntualizó.

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