“Sus nervios lo traicionan frecuentemente con explosiones de rabia, violencia con los pobres de la parroquia, a quienes amenaza con Carabineros si no se van, desprecios, hablar muy mal de la gente en público y con sus íntimos (yo he tenido esa experiencia)”.

Este relato es parte de un informe de 8 páginas escrito a máquina en 1987 por el sacerdote Juan de Castro, fallecido en 2007, según consignó EL Mercurio.

Se trata de un sacerdote conocido en el mundo político ya que fue vicario de la Solidad y para la Educación. Pero fue otro cargo el que le permitió recopilar antecedentes sobre Karadima.

De Castro fue rector del Seminario Pontificio Mayor, donde escribió este informe de hace 31 años, que fue adjuntado en el inicio de la demanda civil de las víctimas de Fernando Karadima contra el Arzobispado de Santiago.

“Me consta todo lo que voy a decir, ya sea porque he sido testigo en el seminario o bien porque tengo testimonios, algunos escritos, de todo esto”, advierte De Castro sobre su escrito, titulado “Informe sobre la situación del P. Karadima y sus diversas influencias en el seminario“.

Así, sobre el expulsado sacerdote señala que “no admite réplicas, defensas, o bien posturas diversas, que, casi siempre, no son más que visiones de mayor amplitud. Es un hombre temeroso e inseguro, que manifiesta angustia y sentimientos de culpabilidad“.

“Existen presiones indebidas de conciencia por parte de Fernando Karadima a ciertos laicos y, sobre todo, a los seminaristas”, advierte el informe, antes de detallar el punto.

De acuerdo al escrito, Karadima se había comprometido a no dirigir a los seminaristas, ya que esto debía hacerlo un sacerdote encargado por el obispo. Sin embargo, no habría cumplido lo señalado, indicándole a sus seguidores que se confesaran con él.

“Dice expresamente lo que deben decir y no decir en el Seminario. Por ejemplo, no deben confesar, sino en general, las materias que se refieran a la vida afectiva y sexual (…) Cualquier paso que se da en el Seminario debe ser consultado previamente con el padre Karadima. Incluso, él aprueba las cartas que se escriben al obispo”, detalla.

Vacaciones con Karadima

En el texto también se relata cómo los seminaritas debían salir con Karadima de vacaciones, apartándose incluso de sus familias.

El caso de (nombre omitido) es de sobra conocido y terminó llevándoselo a vivir con él a la parroquia, con gran dolor, sobre todo de su madre, quien llegó incluso a pedir ayuda al arzobispado”, explicó De Castro en una de las 8 páginas.

En esa línea, relata incluso que “hay padres que miran con malos ojos a Karadima, pero nada dicen para no desorientar a sus hijos”, quienes, “mentían, a instancias del expárroco, para no decir que estaban con él”.

Asimismo, señala que Karadima es tratado como un “santo”, cuestión abordada por el cardenal emérito Francisco Javier Errázuriz en una carta de 2009.

“El padre es ‘el santo’ y se le debe fidelidad y obediencia absoluta. Me consta que dos seminaristas (uno de ellos sacerdote) fueron enviados por el P. Karadima, literalmente, a ‘espiar’ predicaciones de otros sacerdotes, grabadora en mano“, relató.

También cuenta la advertencia escrita que le había hecho el antiguo rector al decirle: ‘no hables nunca con Fernando, porque es mentiroso, y te vas a meter en un enredo de nunca terminar. Es capaz no solo de mentir, sino que de hacer mentir’.

En las conclusiones señala que “me parece clara la deslealtad con la Iglesia y el obispo, en cuanto se atribuye autoridad equivalente a la de un superior de congregación o rector de un seminario, llegando a extremos de mal criterio, e incluso de violación de conciencias“.

En su declaración del 30 de septiembre de 2015 el exarzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, reconodió que leyó este informe.