El monitoreo de sequía de la Dirección Meteorológica de Chile informó que en marzo de 2025 el área afectada nacional alcanzó un 23,9% en la categoría ‘anormalmente seca’, una reducción de 2,6% a comparación de febrero.
Ante este escenario, expertos buscan soluciones para disminuir el impacto de la escasez hídrica y generar cambios positivos en el uso del agua. Así también, lograr un cultivo de plantas frutales que produzca alimentos usando menos agua de lo habitual.
Respecto a esta iniciativa, Luis Morales-Quintana, investigador de la Universidad Autónoma de Chile, comentó que “llevamos trabajando cerca de ocho años tratando de entender el proceso de maduración de la planta de frutilla. Conversando con productores nos dimos cuenta de que cada vez tenían menos agua disponible, entonces nos enfocamos en encontrar una solución”.
Nanopartículas inteligentes para plantas frutales
Cuando las plantas son sometidas a un estrés producen moléculas señalizadoras que se ve reflejado hasta en la última hoja. Esta partícula se llama ácido abscísico y es una hormona vegetal que debe ser aplicada reiteradamente para combatir la falta de agua, pero que tiene un elevado costo.
Frente a esta problemática, Morales-Quintana, señaló que “hemos planteado buscar una solución usando nanopartículas inteligentes, haciendo un recubrimiento el cual aplicamos una única vez al suelo, y en pequeñas dosis se va liberando desde la raíz hasta la hoja”.
“Este método nos permite contaminar menos porque no estamos llenando con químicos, la cantidad de compuestos que está aplicando también es baja y permite hacerlo más accesible a pequeños productores”, agregó.
Para acceder a herramientas y un lugar de trabajo en el desarrollo de estos y otros proyectos, la Universidad Autónoma ha impulsado estos estudios que son liderados por sus investigadores en la búsqueda de estas soluciones.
“Para contar con equipamiento, la universidad nos ha provisto de equipamiento de punta y laboratorios, teniendo lo necesario para desarrollar estas investigaciones. También hay un equipo humano, conmigo trabajan cerca de 10 personas más”, enfatizó Morales-Quintana.
De momento, la solución se ha probado en plantas de frutilla obteniendo resultados positivos, sin perder sus propiedades y calidad. Sin embargo, los frutos son más pequeños, pero en mayor cantidad.
Acerca de los terrenos para cultivar, el investigador, aclaró que “los suelos del Maule, la zona costera que es donde se cultiva la frutilla, es un suelo altamente arcilloso e incluso con altos índices de salinidad. También estamos probando en arándanos, que es otra especie, es más arbusto”.
“También lo estamos probando en tomate y ha funcionado, estamos esperanzados de encontrar una solución que sea un aporte para la región del Maule y para el país”, concluyó.