Un concejal de Parral arrasó con todo a su paso: carros con mote con huesillos, una pandereta y el frontis de una casa. Iba ebrio cuando finalmente quedó incrustado con camioneta y todo en el living. Pese al estruendo y a la conmoción, el edil simplemente salió del lugar y dejó a su copiloto herido a su suerte. Fue formalizado.

—¿Comprende por qué se le investiga, señor?

—Sí.

La audiencia fue el 16 de agosto recién pasado en el Juzgado de Garantía de Parral, zona huasa de la región del Maule. En el banquillo de los acusados: Rodrigo Lillo, concejal de la comuna y militante del Partido Republicano. Menos de 24 horas atrás, el edil había protagonizado un accidente vehicular que pudo terminar en tragedia.

Era la tarde del 15 de agosto, cuando Lillo decidió sentarse detrás del volante de su camioneta Toyota Hilux roja, para enfilar rumbo a su casa. Iba en estado de ebriedad, junto a un amigo que fue su copiloto.

Al poco andar, el accidente. En lugar de virar en una bifurcación del sector turístico de Catillo, pasó de largo y arrasó con todo a su paso.

Mientras iba en el automóvil, Lillo se vio atravesar primero una pandereta, luego unos puestos de mote con huesillo emplazados en el frontis de la casa y finalmente la pared del living. Quedó incrustado en la estructura y él y su acompañante salvaron de milagro.

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¡Chocaste la casa!

Para cuando su domicilio estalló, Francisca Molina estaba con su pareja alimentando a sus mascotas en la parte de atrás del inmueble.

Primero pensó que había sido otro accidente en la carretera. O que alguien había chocado la pandereta. Nunca imaginó encontrarse con la pared de su sala a medio demoler por una camioneta ocupada por dos hombres vestidos con chamantos.

Lillo logró salir por su cuenta del vehículo. Francisca lo reconoció y lo encaró.

—¡Chocaste la casa! —dice la dueña de casa que le dijo al concejal, según consta en la declaración que prestó a la policía tras lo sucedido.

—No llamen a nadie, acá nos arreglamos —dice Francisca que retrucó Lillo, mientras las sirenas de Bomberos y miradas curiosas de varias decenas de vecinos se acercaban al sitio del suceso.

Los dueños de casa, en medio de la conmoción, perdieron de vista al concejal y no lo encontraron más. Huyó con la ayuda de cercanos en una camioneta blanca que se había acercado al sector, mientras varios fisgones intentaban sacar de la máquina a quien iba de copiloto.

Este último quedó siendo atendido por el SAMU, para luego ser trasladado al hospital de Parral donde simplemente rechazó las suturas que los profesionales del recinto médico habían sugerido para sus heridas.

Francisca transmitió por Facebook los minutos posteriores a la emergencia.

Cuando Carabineros del sector llegaron a la casa de Lillo pocos minutos después de lo sucedido, supieron inmediatamente que estaba ebrio.

Traía el rostro congestionado, incoherencia al hablar, inestabilidad al caminar y una herida en su párpado.

El alcohotest lo confirmó: 1,13 gramos de alcohol por litro en la sangre.

Le preguntaron qué había pasado y él confesó. Quedó detenido hasta la audiencia que se realizó al día siguiente.

Derrotado

Todos estos hechos fueron relatados en la instancia por la fiscal (s) de Parral, Javiera Valenzuela. Tras detallar uno por uno, solicitó como medidas cautelares arraigo nacional, firma mensual y la suspensión provisoria de la licencia de conducir.

A estas dos últimas la defensa se opuso, argumentando que era innecesario, pues el concejal ostenta un cargo público y además es conductor de ambulancia. Por ende -aseguraron- es una persona ubicable y las posibilidades son casi nulas de que pueda “abstraerse de la acción de la justicia”.

Además sostuvieron que no se le podía hacer responsable por el delito de lesiones menos graves sufridas por su copiloto, pues este último sabía que se subía a un vehículo que iba a ser dirigido por una persona que previamente había bebido alcohol.

Respecto de los daños, indicaron que se podían arreglar.

Y en caso de que fuera necesaria la suspensión provisoria de la licencia, solicitaron que ella no abarque la licencia profesional que el imputado debe emplear para sus funciones como conductor de ambulancia.

Todos los argumentos, sin embargo, fueron desestimados por el juez de Garantía parralino, quien acogió las medidas cautelares solicitadas por el Ministerio Público.

Primero, se aceptó la firma mensual porque Lillo se escapó tras el accidente, por lo que evidentemente podría “abstraerse de la acción de la justicia”; y luego, se rechazó la petición de no suspender la licencia profesional, justamente por ser su oficio la conducción y al ser considerado un peligro para la seguridad vial.

El plazo de investigación se fijó en tres meses, aunque la Fiscalía solicitó una audiencia para su eventual reformalización, además de un procedimiento abreviado o una salida alternativa. Quedó establecida para el 13 de octubre a las 09:00 horas.

Tras su formalización fue puesto en libertad.

BBCL intentó contactarse con el concejal Lillo sin obtener respuestas.