Era poco antes de las 20:00 horas cuando un estruendo interrumpió la tarde del cerro Bellavista, uno de los lugares más visitados de Valparaíso. Los vecinos pensaron que era un terremoto.

Se trataba del derrumbe de una vivienda ubicada en la intersección de Aldunate con Huito, en un sector cercano a la municipalidad, el cual afectó también una concurrida escalinata pública en la que un grupo de jóvenes chilenos y venezolanos celebraban un cumpleaños.

Dos sobrevivientes fueron rescatados de entre los escombros, y seis cuerpos fueron extraídos. Las primeras fallecidas reportadas fueron una adulta mayor y su hija que habitaban la casona derrumbada, encontrándose en el lugar junto a dos niños, quienes fueron los primeros rescatados con vida.

A los pies de la casona

Anita Galarce, de 21 años, se encontraba sentada a los pies de la escalera aledaña junto con amigos cuando la casa se vino abajo. Desde que había llegado al lugar, recuerda, “sentía que caía tierra, pero había una ventana abierta en la casa de arriba y pensé que ellos estaban tirando tierra porque se escuchaban niños viendo tele”.

Fue en eso cuando uno de los jóvenes que se encontraba en el lugar gritó “¡Se va a caer el muro!”. Justo después, vino el estruendo. “Yo atino a levantarme y correr hasta Condell. No podía creerlo”, relató a La Estrella de Valparaíso.

Dentro de todo, la sobreviviente lamenta que “lo que más lata me da es que había mucha gente”. Recuerda haber visto más personas que a los fallecidos que fueron confirmados.

Los primeros segundos

Un vecino del lugar, Hernán González Sólo, fue de los primeros en llegar e intentar auxiliar a las víctimas. Relató que sintió el estruendo mientras se encontraba en su local, ubicado cerca del sitio del derrumbe.

Una vez en la calle, pudo ver el polvo que el derrumbe levantó. Sin pensarlo y medir el riesgo, se acercó junto a otros vecinos para revisar si había alguien que hubiera quedado debajo de los escombros.

Fue entonces que escucharon los gritos de auxilio de uno de los niños de 6 años. González recuerda haberle escuchado gritar “ayuda, ayuda”, por lo que junto con los vecinos levantaron un panel que había caído junto con la estructura. “El niño estaba shockeado. Solamente atinó a reconocerme a mí, decirme pelado, y ahí lo tomé en brazo y lo saqué del lugar”, narró.

La emergencia movilizó rápidamente a la policía, bomberos y voluntarios del equipo USAR especializado para este tipo de emergencias, que treparon entre los escombros en busca de heridos y eventuales sobrevivientes.

Las primeras labores dieron rápidamente resultados, lográndose prontamente el rescate de la hermana del menor, una niña de 7 años, siendo ambos trasladados al Hospital Carlos van Buren.

Los dos niños rescatados, ambos pertenecientes a la Escuela de Fútbol de Santiago Wanderers, fueron tratados y recibirán tratamiento psicológico. El primero de ellos registró sólo una contusión en el muslo, por lo que ya fue dado de alta, mientras que la segunda fue internada con fracturas en su tibia izquierda -por la que será sometida a un tratamiento ortopédico- y la clavícula derecha.

Tras esto, fueron encontrados 6 cuerpos, trabajando siempre los equipos de emergencias con sumo cuidado ante la posibilidad de que la casona siga colapsando tal como ocurrió a las 10:15 horas del miércoles, cuando algunas murallas, contiguas a la estructura que ya se había caído, sucumbieron.

Ninguno de los rescatistas resultó herido, ya que las labores se habían suspendido anticipándose al hecho.

Un cumpleaños

Mónica Bruna (53) y su madre María Rodríguez (82) se encontraban en la vivienda junto a los dos menores sobrevivientes cuando la estructura colapsó. Según manifestaron familiares de las víctimas, los arrendatarios tenían planeado mudarse hoy viernes, ya que tenían conocimiento del mal estado en el que se encontraba la vivienda.

Las demás víctimas confirmadas se encontraban en la escalera aledaña a la casona. Se trata de 4 personas, de entre 18 y 31 años, todos garzones que se encontraban celebrando un cumpleaños en el lugar.

Se trata de los venezolanos Carlos Mendoza (20) y Eduardo Flores (19), quienes estaban junto a los chilenos Francisca Muñoz (31) y Enzo Martínez (18). Carlos, quien habría cumplido 21 años este miércoles, era pareja de Francisca.

Carlos y Eduardo llegaron a Chile buscando nuevas oportunidades y trabajos para sustentar a sus familias en el país petrolero. Según recuerda Carlos Silva, primo de Enzo Martínez y parte del grupo de amigos, “al Eduardo le gustaba la música y su nombre artístico era Seven. Le gustaba el trap y siempre hablaba de salir adelante. Él y Carlos tenían todas las ganas de surgir, se las buscaban por un lado, por otro, eran muy trabajadores y llegaron a Chile arrancando de la situación complicada de su país, estaban mal allá y buscaban un mejor futuro, tenían el sueño de volver algún día”.

En tanto, a Francisca Muñoz le sobreviven sus tres hijos, cuyo padre murió hace 2 años, apuñalado mientras cumplía condena en el módulo 103 de la cárcel de Valparaíso. Silva relata que “la Panchita trabajaba en el restaurante de al lado y como trabajamos afuera, éramos súper yuntas, súper amigos. Ella tenía tres hijitos y le habían matado al marido, era trabajadora, muy buena persona, luchadora”.

Enzo Martínez Urbina, primo de Silva, fue el último en ser encontrado. Silva detalla que la víctima cursaba la Enseñanza Media y trabajaba paralelamente.

“El Encito era un pan de Dios, un angelito, era una persona cariñosa, de piel, a la gente que pedía monedas le daba mil, dos mil pesos, se quedaba conversando con ellos, siempre fue así, no discriminaba a nadie, era una buena persona, tenía el cielo ganado y Diosito se lo llevó porque no tenía que demostrarle nada a nadie”, recordó.

Silva no sabe por qué llegaron hasta la escalera Pasteur, dado que su punto de encuentro habitual era la Subida Ecuador. De hecho, relata que “no supe donde estuvieron hasta el otro día que llegué al trabajo”. Fue tras esto que fue a buscarlos en sus viviendas, y tras no hallarlos, comenzó a unir los puntos.

Un problema de toda la ciudad

Las causas detrás de la tragedia son aún materia de investigación, pero los análisis preliminares del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) adelantó que el terreno fue afectado por una infiltración de agua, lo que podría ser el origen de la tragedia.

“En la ladera expuesta luego del derrumbe se reconoce un macizo rocoso competente con algunas discontinuidades, sobre el cual se distingue material no consolidado, aparentemente de relleno, el cual se observa saturado. Esto indicaría que existe infiltración de agua cuya fuente puede ser natural, por alcantarillado o red de agua potable”, explicó el director nacional de Sernageomin, Alfonso Domeyko.

El organismo detalló también que el sector poniente de la zona derrumbada posee un suelo de tipo relleno, lo cual representa un riesgo en las operaciones de rescate. Además constató que el muro lateral izquierdo, todavía en pie, presentaba una inclinación, mientras que los anclajes y cimientos eran muy deficientes. En tanto, el muro trasero posee grietas verticales y horizontales.

Pero la ahora destruida casona está lejos de ser la única edificación con problemas estructurales en Valparaíso. Según el director de la Escuela de Construcción Civil de la Universidad de Valparaíso, Uriel Padilla, al menos 1.500 viviendas de la ciudad están con riesgos de colapso.

“Como la mayor cantidad de viviendas está en la parte alta y la mayor cantidad está con su topografía intervenida, estimamos que menos de mil quinientas no deberían ser”, explicó el académico, quien es coautor -junto a otros profesores- de un estudio sobre la constructibilidad de los asentamientos urbanos en Valparaíso, el cual plantea que a casi una década del terremoto del 27F sigue siendo un riesgo caminar por el plan de la ciudad puerto.

Tras la emergencia, comenzaron a surgir voces que acusaban que la estructura ya tenía denuncias por el riesgo que representaba. Sin embargo, Ezio Passadore, encargado de Emergencias del Municipio de Valparaíso, indicó que a pesar de lo comentado por los vecinos, como entidad de emergencia no habían recibido denuncias de los riesgos que tenía la vivienda siniestrada.

También acotó que, pese a los recorridos de la división por la ciudad, “no siempre es posible detectar propiedades que se encuentran en peligro de derrumbe”.

Con todo, la tragedia ya despertó las alertas en el resto de la ciudad y sus cerca de 40 cerros. Desde el Gobierno, el ministro de vivienda, Cristián Monckeberg, se comprometió a financiar la demolición de las casas que se encuentran en peligro de colapso, mientras que el alcalde Jorge Sharp le dio prioridad al tema en la agenda, apuntando a demoler las viviendas que ya tienen orden demolición pero que por falta de recursos no se ha hecho.

Mientras tanto, desde este miércoles 14 se mantiene vigente un duelo comunal de 5 días, por lo que las banderas nacionales y municipales están izadas a media asta y se suspendieron los actos con motivos de celebración.