Para junio de este año la Inmobiliaria Las Salinas espera responder las 130 observaciones que entregó el Servicio de Evaluación Ambiental al megaproyecto que pretende instalar y que mezclará naturaleza, comercio y departamentos en los paños de Copec en Viña del Mar.

El pasado 8 de marzo el SEA entregó el Informe Consolidado de solicitud de aclaraciones, rectificaciones y/o ampliaciones llamado ICSARA, en donde piden entre otras cosas, avanzar en el entendimiento de aguas subterráneas y su caracterización, así como explicar más profundamente el proceso de remediación de los terrenos en base a biopilas.

La empresa propuso recuperar las arenas mediante la llamada “biorremediación”. En teoría, acelera la biodegradación y digiere los hidrocarburos contaminantes del suelo, con montículos de arena que mediante tuberías capturan los compuestos nocivos.

El gerente de Desarrollo de la inmobilaria Las Salinas, Esteban Undurraga, indicó que recibir el informe es histórico, porque en más de 14 años de intentos por realizar el proyecto esto nunca había pasado.

Undurraga indicó que las 130 observaciones no cuestionan el fondo del proyecto, y presentan una oportunidad para mejorar varios elementos de la iniciativa.

Patricia Arellano, presidenta de la Corporación de Defensa del Patrimonio de Viña del Mar, advirtió que el informe del SEA, que abarca una serie de servicios que observan problemas en el diseño, no considera las observaciones ciudadanas, que todavía están siendo preparadas.

Arellano indica que la remediación es un modelo experimental, teórico y que no tiene mayor certeza científica de que se puede evitar la aparición de material contaminante, que la vocera cuantifica en 60 mil toneladas de tierra que serán removidas en los próximos años.

La presidente de la corporación viñamarina indicó que la manera en que la empresa quiere solucionar el problema de la calidad de los terrenos, va a estresar a la ciudad jardín.

Respecto a estas críticas, la inmobiliaria indicó que seleccionó la bioremediación de una serie de fórmulas que se usan a nivel internacional, indicando que el modelo escogido supuestamente da respuesta a la inquietud de los vecinos y organizaciones sociales, produciendo menos impacto en la zona urbana.