Una de las conclusiones a las que llegó un análisis del Centro de Estudios Públicos indicó que “los extranjeros participan poco en delitos y, más aún su participación relativa ha venido cayendo en los últimos años”.

La observación forma parte de uno de los capítulos de la segunda edición del libro Cep llamado “Inmigración en Chile: una mirada multidimensional”, que utilizó datos proporcionados por la Defensoría Penal Pública de casos cerrados entre 2006 y 2018 y que será lanzado el próximo martes, de acuerdo a La Tercera.

El texto señala que el gran flujo de inmigrantes que se ha observado en el país este último tiempo no ha venido acompañado de un aumento de los ilícitos, lo que descartaría la creencia de que este sector de la población elevaría los índices de criminalidad.

El director nacional del Servicio Jesuita a Migrantes, el sacerdote José Tomás Vicuña, dijo que esta vinculación entre la inmigración y la delincuencia está ligada más bien a un “aprovechamiento político” de parte de autoridades, principalmente por fines electorales.

Opinión que fue compartida por el secretario general de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, Rodolfo Noriega, quien agregó que existe una diferencia en las motivaciones de la gente que prende ingresar al país.

No obstante, una de las excepciones que establece el estudio del Cep apunta al tráfico de drogas, el cual se ha focalizado en el norte grande.

Según el jefe de de la Unidad Especializada de la Defensoría Penal Pública, Pablo Aranda, del total de los delitos por tráfico de drogas, un 10% corresponde a extranjeros.

Además, de acuerdo al organismo, la atención proporcionada por la institución a imputados de origen extranjero alcanzó un 4% en 2019.