Luego de conocer el retroceso promedio de 13,9% que registró la economía durante el segundo trimestre del año, la mirada de los analistas se dirige a la trayectoria que tendrá la actividad el segundo semestre.

El consenso es que, si bien los datos de julio arrojarán resultados tan negativos como en junio, a contar de agosto las cifras podrían ser más optimistas.

La mayor actividad estaría asociada al desconfinamiento gradual en la región Metropolitana, impulsada por parte del aporte al consumo que tendría el retiro del 10% de los fondos de pensiones.

El coordinador macroeconómico de Clapes UC, Hermann González, concordó con esta proyección, aunque advirtió que la reapertura gradual de la economía podría ser más lenta de lo esperado.

A su juicio, la recuperación del crecimiento a niveles previos a la crisis sanitaria, recién podría observarse en torno al año 2022, considerando que una solución definitiva –como una vacuna-, no estará disponible en el corto plazo.

Por otra parte, otro de los riesgos que podría obstaculizar la recuperación de la productividad es el escenario político y social, según las proyecciones del economista y académico de la Universidad de Chile, Alejandro Alarcón.

En la misma línea, el director del Centro de Estudios en Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, Cristián Echeverría, sostuvo que la inestabilidad política y social impacta negativamente a la inversión, que será uno de los factores más determinantes para recuperar la trayectoria de crecimiento, especialmente por parte del sector privado.

Pese a que hay consenso en que junio marcó un “punto de inflexión” respecto a la actividad económica no minera, la situación sanitaria en las faenas cupríferas podría reducir la contribución de esta industria a la productividad nacional durante julio.