Pingueral es un tranquilo balneario ubicado a unos 40 kilómetros al norte de Concepción en la bahía de Dichato, sector reconocido por su exclusividad, fama que se acrecentó con la llegada de propietarios como Marcelo Ríos y Luis Jara.

Llegar hasta allí desde la capital penquista demora unos 50 minutos, en gran parte gracias al baipás de la Ruta Itata que evita pasar por Penco, facilitando el tránsito hacia Tomé y luego a Dichato.

Luego de cruzar un puente mecano instalado luego del tsunami del 27F, una pequeña cuesta por la Ruta del Mar conduce hasta una discreta entrada a un costado de la Avenida Daniel Vera.

“Bienvenidos a Pingueral”, dice un letrero de madera. Contrasta, sin embargo, con la caseta de guardias que vigilan el ingreso, donde cada visitante debe identificarse porque a Pingueral sólo se ingresa con invitación.

Si no se conoce a algún propietario, hay que devolverse para ingresar a pie por un acceso abierto a un costado de la caleta Villarrica, habilitado estratégicamente para cumplir con la ley que obliga a dar acceso a playas, ríos y lagos.

Tras superar los guardias, se debe bajar por entre unos cerros con señas de haber sido deforestados. A lo lejos se divisa el mar y las casas ordenadas alrededor de una plaza circular, en donde confluyen en diagonal todas las calles de tierra.

En dicha Plaza del Sol se levantan una capilla, el edificio de la administración y varios locales comerciales agrupados en un pequeño strip center.

Avanzando por las calles, fácilmente se llega hasta una hilera de añosos árboles que delimitan la playa de arenas blancas que cae abruptamente al mar.

Una que otra persona disfruta el sol recostada en una toalla bajo alguna de las sombrillas instaladas ahí, mientras las gaviotas sobrevuelan graznando a lo lejos. Unas piscinas destruidas por el tsunami de 2010 le dan un aspecto desolador a la playa.

Si bien el desarrollo urbano lo hizo conocido desde mediados de los años noventa, lo cierto es que Pingueral existía desde antes. Su origen está ligado al supuesto conde francés Constantino Roussian y Mir, en lo que era un simple predio forestal de 180 hectáreas.

No obstante, el ojo comercial de Gustavo Yánquez Mery detectó de inmediato el potencial inmobiliario que tenía el sector gracias a su cercanía con Concepción, pensando en igualar lo que sucede en Santiago y el Litoral Central, lugar donde están los balnearios por excelencia de los capitalinos.

Por lo mismo, y tras adquirir el predio en 1989 junto a su hermano Gregorio Yanquez, comenzaron a desarrollar el proyecto urbanístico junto a la empresa constructora Delta S.A., vinculada a Jorge Ríos -padre del extenista número uno del mundo- y al creador de Dicom, Héctor Gómez. Y aunque la sociedad no prosperó, tras cinco años trabajando juntos, Gustavo Yanquez continuó adelante con su plan.

El proyecto inmobiliario no solo contó con el loteo para viviendas, y en donde actualmente el negocio está centrado en edificios de condominios privados. También tiene un exclusivo centro recreacional, llamado Club House, el que consta de un amplio casino, además de juegos infantiles y senderos, piscinas, canchas de tenis y de fútbol, donde es común ver a niños disfrutando de sus bondades, en un cálido ambiente familiar.

Sin embargo, esta tranquilidad contrasta con la pugna que prácticamente hierve al interior del vecindario, en donde los dardos apuntan principalmente a Gustavo Yánquez Mery.

Calles al interior de Pingueral | BBCL
Calles al interior de Pingueral | BBCL

Casi en la quiebra

De acuerdo a fuentes que pidieron reserva de su identidad, el conflicto terminó de estallar cuando asumió la nueva administración del exclusivo proyecto en mayo de 2018, donde se acusó a quienes estuvieron al frente de la Sociedad Anónima “Administradora Pingueral S.A.”, de dejar como “herencia” un forado contable y millonarias deudas.

Aunque, ya desde 2011 un grupo de vecinos estaba intentando sacar de su puesto de administrador a Gustavo Yanquez.

Para entender un poco el conflicto, es necesario señalar que esta administradora nació en 1992 como una sociedad en Comandita Por Acciones (CPA) para administrar los bienes en común de los vecinos, recaudando los gastos comunes y organizando temas como la seguridad, la remuneración de los trabajadores y el aseo, entre otras obligaciones.

En primera instancia, esta sociedad se denominaba “Gregorio y Gustavo Yanquez Mery Limitada y Compañía CPA”. No obstante, en junio de 1994 -tras la separación de los hermanos- pasó a llamarse “Administradora Pingueral Limitada y Compañía CPA”. Seis años después, quedará finalmente conformada como “Administradora Pingueral S.A.”, luego de varios cambios a lo largo del tiempo, como variaciones en su razón social y una constante rotación de directivos y gerentes.

Desde un inicio como CPA la sociedad era administrada por Gustavo Yanquez, aunque posteriormente se sumó un administrador, el mayor retirado de Carabineros Gabriel Albistur, al menos desde 2012 hasta mayo de 2017, cuando se le pidió poner su cargo a disposición, aunque luego fue renovado en el cargo.

En medio de estos cambios, en abril de 2016 se formalizó la Sociedad Anónima, pasando a ser administrada por un directorio y un gerente general. Este dato es importante para poner en contexto una de las polémicas que rodean a la anterior administración, respecto a la inexplicable demora en pasar de sociedad en Comandita Por Acciones (CPA) a una Sociedad Anónima, tal como lo exige la ley vigente de enero de 2010.

Y es que demoró 6 años en cumplirse con el mandato legal que buscaba transparentar la gestión de las sociedades. Esto último era precisamente lo que buscaban los vecinos inconformes con la gestión que encabezaba Yanquez, que acusaban una serie de graves irregularidades.

En concreto, se apunta a una pésima gestión que dejó en el borde de la quiebra a la sociedad, con deudas previsionales de trabajadores que alcanzó en total un monto de $250 millones, y la inexistencia de balances anuales. No hay comprobantes, ni libros contables.

Por lo mismo, se desconoce a dónde fueron a parar las millonarias sumas por gastos comunes, que pese a haber sido pagados, en muchos casos se registraron como adeudados. Incluso, se asegura que las cuentas de la luz no eran pagadas oportunamente.

Así también, y tal como se evidencia al ingresar a Pingueral, hubo una tala de árboles con el objeto de aprovechar el dinero de su venta para mejorar el acceso. Pero esas platas nunca fueron invertidas y hasta la fecha se desconoce qué sucedió con esos fondos.

Playa de Pingueral | BBCL
Playa de Pingueral | BBCL

Una auditoría drástica

Entre los antecedentes, existe una auditoría de los estados financieros al 31 diciembre de 2007, realizada a la Administradora Pingueral y Cia. C.P.A. por la empresa Valenzuela y Gutiérrez Auditores Asociados, donde se apunta a negligencias gravísimas.

De acuerdo a dicho informe, la administradora no tiene libros contables timbrados. Además, los registros de los ingresos de 2006 presentaron inconsistencias entre los registros y los fondos existentes en las cuentas bancarias.

Asimismo, no se encontró el registro de los pagos de los clientes de la sociedad. Y los activos fijos disminuyeron cerca de $44 millones, sin explicación.

Por otro lado, ya en ese año se advertía que los pagos previsionales presentaban errores de pagos duplicados, así como una deuda previsional que iba en aumento. Esto, porque había contratos duplicados y pagos de comisiones, que según el Código del Trabajo, son remuneraciones y por lo tanto, imponibles.

Pero también, se advierten los altos montos pagados por honorarios que no estarían justificados con servicios concretos, como también pagos de arriendos de vehículos sin contrato.

“Es de suma urgencia que se regularice la situación legal del Club House, debido a los pagos efectuados en contribuciones y en mantención. Porque no es justificable que se pague a cuenta de un bien que no está a nombre de la sociedad”, concluye el informe de 2007.

Desembocadura del río Pingueral | BBCL
Desembocadura del río Pingueral | BBCL

Club House

Si bien lo anterior ya deja un manto de dudas sobre la gestión que se realizó en los últimos años en Pingueral, hay un hecho que es considerado por algunos vecinos como la guinda de la torta.

Se trata de la venta del terreno de 52 mil metros cuadrados donde se encuentra el “Club House” en marzo de 2016, un mes antes de la primera junta de accionistas para la conformación de la S.A., y que más allá de haber sido en completa cautela, causó indignación al descubrirse que Yanquez se lo había vendido a sí mismo.

Según información obtenida por BioBioChile, el inmueble fue vendido al Consorcio Inmobiliario Pingueral Limitada y la Inmobiliaria Pingueral S.A. -propiedad de Yanquez- en la Cuarta Notaría de Talcahuano, ubicada en la comuna de Hualpén.

En el documento notarial, además, se hace alusión a un proyecto de subdivisión del predio vendido, que fue ingresado en la Dirección de Obras Municipales de Tomé el 1 de marzo de 2016, 24 días antes de la venta.

Asimismo, en la escritura se señala que el negocio habría sido autorizado en una Junta Extraordinaria de Accionistas, reunión que no se habría registrado. De esta manera, todo apunta a que la ratificación la habría dado el directorio de la época, pese a que en estos casos la ley exige la autorización de la Junta de Accionistas.

En medio de toda la pugna, el 25 de enero pasado Gustavo Yanquez hizo pública una carta dirigida a los pingueralinos, donde se muestra dispuesto a “resciliar” la venta del Club House, asegurando que siempre su interés ha sido Pingueral.

Todos estos antecedentes ya están en manos de la Superintendencia de Valores y Seguros a través de una demanda que presentó el actual directorio de la Administradora Pingueral S.A. en marzo pasado.

De esta forma, y mientras la autoridad toma cartas en el asunto, Pingueral se encuentra distante del proyecto inicial que comenzó hace treinta años, y que alguna vez fue considerado un paraíso de tranquilidad.

Playa de Pingueral | BBCL
Playa de Pingueral | BBCL

Las amenazas

Luego de la Junta de Accionistas en enero de 2019, la presidenta del Directorio de Administradora Pingueral S.A., Yanira Figueroa, aseguró haber sido amedrentada por Yanquez a través de una serie de mensajes vía Whatsapp, de acuerdo a la denuncia enviada a la SVS.

“Junto con cuestionar la Junta llevada a cabo, y exigiendo mi renuncia al cargo, (Yanquez) me ataca con cuestiones personales y señala que habrá prensa involucrada en todo este entuerto, y que yo deberé “explicar” mis asuntos personales”, indica el texto.

Incluso, según nuestras fuentes, Figueroa habría interpuesto una denuncia formal en Fiscalía ante el constante asedio del que era víctima.

Contactada por BioBioChile, Yanira Figueroa se excusó de dar declaraciones asegurando que se mantendrá al margen a la espera del pronunciamiento de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS).

De igual manera, Gustavo Yanquez evitó referirse al tema, derivándonos a su abogado, Jorge Montecinos. Pero pese a nuestros insistentes llamados, no logramos tomar contacto con él.