Este lunes, el Gobierno presentó los detalles de la Reforma Laboral que planean llevar a cabo; una que primero debe ser aprobada en el Congreso naturalmente, pero que ya ha recibido la negativa en algunos sectores empresariales, sindicales y legisladores opositores.

Esto último, ya que busca implementar un sistema alternativo de indemnización en el trabajo, en caso de despido o renuncia, el cual “cambia” el panorama que existe hoy.

Un sistema paralelo

Actualmente, los trabajadores en Chile al ser despedidos deben ser indemnizados con un mes de sueldo por año servido a la empresa. En tanto, si es renuncia, sólo recibirá las vacaciones que queden pendientes, convertidas en dinero, y nada más.

Son estos dos apartados los que el Gobierno busca modificar en un nuevo sistema: cambiar la indemnización de los despidos, y también las renuncias, a medio sueldo por año servido (con un tope de 11 años al igual que el actual).

Es decir, si un trabajador es despedido ya no recibiría un mes de sueldo por año servido; recibiría sólo una mitad de sueldo por año en la empresa.

Pero, en caso de renuncia, el trabajador ya no se irá “con nada”, sino que recibirá el mismo beneficio que al ser despedido: medio sueldo por año.

Todo lo anterior, incluso si el trabajador lleva menos de un año en la firma respectiva.

Dichos cambios se implementarían en un nuevo sistema alternativo al existente. Es decir, uno paralelo que puede ser escogido al momento de firmar contrato con una empresa.

¿Y cómo funcionaría? Si el trabajador escoge el nuevo sistema, la empresa deberá aportar mensualmente un 4,11% del sueldo bruto al seguro de cesantía del empleado. Así se creará un “fondo” que será cobrado al momento de terminar el contrato.

¿Un sistema ideal?

Esto da completa libertad al trabajador para escoger cuál es el sistema que más le acomoda dependiendo de sus necesidades, explicaron expertos.

En tanto, también desincentiva que un empleador obligue a un trabajador a renunciar mediante cuestionables métodos para así no pagar la indemnización. Si el trabajador escoge este sistema, renunciando o siendo despedido se le pagará igual.

“Si la medida se explica bien y los trabajadores la valoran y optan por ella, se podría terminar en un escenario más virtuoso que el actual”, dijo el economista David Bravo del comité técnico que revisó la reforma, a El Mercurio.

El presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Manuel Melero, también se mostró optimista con este nuevo sistema.

“El sistema nuevo permitiría estructurar relaciones laborales más adaptables a las necesidades de cada una de las partes y donde se resguarden de igual forma que en el sistema tradicional los derechos de los trabajadores”, dijo al mencionado medio.

Ola de críticas

Anunciado el proyecto, las críticas no se hicieron esperar por parte de sectores empresariales, legisladores e incluso usuarios a través de redes sociales.

Desde la Asociación de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), su presidente Dante Arrigoni aseguró que el proyecto hace menos competitivas a las empresas ya que aumentará el costo de mano de obra, consigna El Mercurio.

Desde el mundo sindical, la Central Unitaria de Trabajadores calificó la medida como regresiva ya que abarata los despidos.

La Central de Trabajadores de Chile (CTC) coincidió y argumentaron que lo mejor es que el Gobierno deje las cosas como están.

Finalmente, el PS Gastón Saavedra de la comisión de Trabajó también concordó: “No lo deberíamos aprobar, porque lo único que se busca con esto es abaratar los despidos y generar más precarización”, comentó al diario mencionado.