VER RESUMEN

Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El papa Francisco, fallecido a los 88 años, decidió como lugar de sepultura la basílica romana de Santa María La Mayor en lugar de la cripta vaticana, debido a su estrecho vínculo con la Virgen ‘Salus Populi Romani’, muy querida por los romanos y el pontífice. El icono fue una devoción constante para Francisco, quien rezó ante él tras salir del hospital y durante la pandemia.

El papa Francisco, fallecido el lunes a la edad de 88 años, eligió como lugar de sepultura la basílica romana de Santa María La Mayor, en vez de la cripta vaticana, debido a su estrecho vínculo con la Virgen que custodia, a la que fió su pontificado.

Se trata del icono de la ‘Salus Populi Romani’, una de las vírgenes más queridas por los romanos, protectora de su salud, y por el papa Francisco, incluso desde antes de su elección en 2013.

La imagen consiste en una representación bizantina de María con el Niño sobre un fondo dorado que, según la tradición fue creada por san Lucas Evangelista, patrón de los pintores.

El pontífice argentino fue a lo largo de sus poco mas de doce años de ministerio muy devoto de este icono, al que acudía por ejemplo antes y después de cada viaje apostólico que emprendía.

La primera visita del papa Francisco al salir del hospital

El pasado 23 de marzo, después de 38 días ingresado por sus graves problemas respiratorios, lo primero que hizo al salir del hospital Gemelli de Roma fue acudir a rezar ante la ‘Salus Populi Romani’.

Asimismo, este icono fue llevado a la plaza de San Pedro la noche del 27 de marzo de 2020, cuando el pontífice rezó por el final de la pandemia de coronavirus ante un mundo confinado (además se expuso el crucifijo de San Marcelo que salvó Roma de una peste en el 1522).

Una pequeña capilla dentro de la basílica

Por esta devoción, Francisco ha decidido no ser sepultado en la cripta de San Pedro del Vaticano, como lo hizo su predecesor Benedicto XVI, por ejemplo, y eligió una pequeña capilla en Santa María La Mayor.

El templo, situado en la colina romana del Esquilino, es una de las cuatro basílicas papales de la capital, junto con San Pedro del Vaticano, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.

Templo levantado por los primeros cristianos

Se trata de una iglesia antiquísima cuyos orígenes se remontan al tiempo de los primeros cristianos, aunque con el paso de los siglos su apariencia y estilo arquitectónico, naturalmente, fue cambiando.

La basílica, se dice en Roma, fue fruto de un milagro: la Virgen se apareció en el remoto año 352 d.C en sueños a una rica familia patricia romana y al papa Liberio, avanzándoles que la mañana siguiente un prodigio indicaría el lugar para dedicarle un templo.

Santa María La Mayor, la basílica 'española' de Roma donde el papa Francisco eligió ser sepultado
EFE

Al despertarse, un caluroso 5 de agosto, esta zona del Esquilino amaneció raramente nevada. La primera iglesia fue construida en ese mismo lugar, donde cada año, ese día, Roma escenifica la nevada milagrosa (ahora lanzando pétalos blancos o copos artificiales).

Aunque Santa María La Mayor es la única basílica romana que mantiene su estructura original, de origen paleocristiano, con el paso del tiempo su arquitectura asumió distintos estilos, hasta la actual fachada barroca del siglo XVIII.

Estrechamente vinculado a la Corona española

Por otro lado, el templo está estrechamente vinculado a la Corona española, especialmente desde que el papa Alejandro VI (1492-1503) encargara su imponente artesonado, según la tradición, con el primer cargamento de oro llegado de América por decisión de la reina Isabel La Católica.

En su entrada, aún actualmente se yergue una estatua del rey español Felipe IV (1605-1665), que se convirtió en su benefactor. En 1953, el papa Pío XII reconoció en su bula ‘Hispaniarum Fidelitas’ los «privilegios honoríficos» de España en favor de la basílica.

Por eso, los monarcas españoles tradicionalmente han ejercido el cargo de “protocanónigo honorario”. Juan Carlos I y doña Sofía visitaron el templo en enero de 2018.

Lee también...