Este jueves se llevó a cabo el funeral del papa emérito, Benedicto XVI, en la plaza de San Pedro de Roma. Cerca de 50 mil fieles se han acercado a dar su último adiós a Joseph Ratzinger, quien renunció al pontificado en 2013. Un fuerte contingente policial se preparó para la ceremonia, incluyendo helicópteros, francotiradores y cuerpos especiales.

Cerca de 50 mil personas asistieron este jueves al funeral del papa emérito, Benedicto XVI. Esta cifra se encuentra debajo de las primeras estimaciones, según los datos facilitados por la gendarmería vaticana.

La jefatura de policía de Roma alertó este miércoles que podían llegar hasta 100 mil personas a la plaza de San Pedro, después de que durante los tres días de capilla ardiente acudiesen cerca de 200 mil visitantes a la basílica para dar el último adiós al papa que renunció en 2013.

No se vivieron las aglomeraciones de otros funerales pontificios, como el del papa Juan Pablo II, al que asistieron cerca de 200 mil fieles.

Control policial para funeral de Benedicto XVI

Ya desde las 06:00 de la mañana (05:00 GMT) se empezó a permitir el acceso a la plaza de San Pedro para los fieles, que lenta y ordenadamente comenzaron a tomar asiento, pues no se repartieron entradas para esta ocasión. Sólo hacía falta ponerse en la fila para entrar en el recinto.

Para acceder a la plaza de San Pedro era necesario pasar controles y un detector de metales. Asimismo, se cerró el tráfico y se procedió a retirar los vehículos estacionados en las calles adyacentes al Vaticano.

Según el plan de seguridad aprobado por la policía de la capital italiana, se cerró el espacio aéreo en toda la zona y se han puesto a disposición helicópteros, francotiradores, cuerpos especiales (incluidos los de lucha contra el terrorismo), bomberos y la policía municipal. En total, se contabilizaron más de mil agentes empleados.

A pesar del funeral, en el Vaticano no se ha declarado día de luto y todo pertenecerá abierto, incluido por ejemplo los Museos Vaticanos.

Esto, ya que Benedicto XVI no es papa “reinante” desde 2013, cuando presentó su renuncia al pontificado. Aun así, los trabajadores de la Santa Sede pudieron pedir permiso para acudir o escuchar la misa.