La semana pasada, el ayuntamiento de Sao Paulo, Brasil, daba buenas nuevas para explotar, literalmente, de la alegría a ciudadanos preocupados por sus mascotas y a grupos animalistas.
Este 2018, con motivo de la Nochebuena y fin de año, los fuegos artificiales en la ciudad serían tan coloridos como silenciosos. No fue fácil. Los grupos que protegen a los animales venían pujando en los congresos locales para lograr leyes más drásticas contra el ruido que afecta principalmente a gatos y perros.
Sin embargo, las autoridades de la ciudad, dejan claro que no solo se beneficia a los animales. La idea es proteger auditivamente a ancianos, personas con discapacidad y niños (recién nacidos también). Se trata ley municipal 16.897/18, aprobada por el Ayuntamiento este año, que prohíbe incendios en la capital.
El sitio brasileño Portal Do Animal consigna la información que abarca otra ciudad carioca, sumándose a la iniciativa: Florianópolis, donde se estableció que la fiesta de fin de año promovida en la ciudad contará sólo con fuegos artificiales sin estampido (silenciosos), tras la aprobación de ley en el parlamento, presionada por grupos de defensa de los animales.
Sin embargo, la medida no ha estado exenta de críticas en ayuntamiemtos como el de Sao Paulo, ya que el alcalde de la ciudad Bruno Covas, no tenía lista la información para dar cuenta de los detalles de su implementación, es decir, el costo de los fuegos artificiales, la empresa que proveería el servicio y bajo que circunstancias fue adjudicado el contrato.
Pese a esto, los ciudadanos animalistas han destacado el mecanismo para conseguir cero ruido y mucho espectáculo visual. Una tecnología se ha desarrollado a partir de un compuesto de bombas silenciosas que, cuando se mezclan químicamente, producen un efecto de quema más lenta y gradual. De ahí el éxito de la iniciativa.
El año pasado en Brasil, el caso de “Canela”, una perra que murió a partir de la perturbación causada por los fuegos artificiales, dio paso a la sensibilización social que tiene a las ciudades antes mencionadas, sumándose a la iniciativa en otros países europeos.
Italia: una verdadera pionera
En 2015, entró en efecto el decreto en Collecchio, un municipio de Parma, Italia, que privilegió la calma al ruido de sus pomposos fuegos artificiales.
Las autoridades de esa ciudad advirtieron desde un inicio de la iniciativa, que vigilarían rigurosamente el respeto a la misma.
Los locales recibieron con beneplácito la orden, congraciados por el hecho de que sus mascotas no sufrirían los efectos del ruido que causan los fuegos artificiales en estas.
Los expertos aseguran que son los perros, por su capacidad auditiva, los más afectados cuando llega el momento cumbre en las celebraciones de Navidad y Fin de Año. Muchos de estos corren desesperados, sufren paros respiratorios, se pierden al huir del ruido y en el proceso, hasta han sido atropellados.
Los gatos no escapan de esta realidad y aunque en menor cuantía, junto a otras especies enfrentan un estrés enorme a la hora de que los fuegos artificiales deleitan a los humanos, pero acaban con la calma de los animales.
Aún no están claros los costos que estas modificaciones tecnológicas traen a los municipios, pero al menos los animalistas consideran que vale la pena la inversión para tener seguras a las mascotas.
