Descalzo, sin millones de dólares en su equipaje como le acusaron, y a escondidas, así escapó de Kabul en helicóptero el expresidente afgano Ashraf Ghani el 15 de agosto del año pasado, cuando cayó la capital en manos de los talibanes.
El último informe del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) de Estados Unidos recoge una treintena de testimonios de los días y horas que precedieron a la caída de Kabul, en un intento por seguir el rastro de millones de dólares guardados en efectivo en el palacio presidencial.
Aquel día, Ghani accedió a abandonar el país sólo cuando el asesor de Seguridad Nacional, Hamdullah Mohib, y el jefe del Servicio de Protección Presidencial (PPS), Qaher Kochai, le presionaron convencidos de que iban a matarlo, relata el documento.
“La partida fue tan repentina que el presidente estaba descalzo, lo que obligó a Kochai a buscar los zapatos del presidente”, dijo a SIGAR un funcionario afgano.
Antes de la caída
Las tropas estadounidenses comenzaron la fase final de la retirada de Afganistán a principios de mayo de 2021, una salida caótica después de más de 20 años de guerra, que dejó a las fuerzas afganas sin un soporte fundamental. A partir de entonces, una provincia tras otra comenzó a caer en manos de los talibanes a una velocidad nunca experimentada en las dos décadas de conflicto.
El 13 de agosto Ghani presidió una reunión en su oficina con el vicepresidente Amrullah Saleh, los ministros del Interior, de Defensa, y el personal de alto nivel para discutir la caída de la ciudad de Herat, que se había convertido un día antes en la undécima capital provincial tomada por los insurgentes.
En la reunión estaban demasiado preocupados por entender por qué las fuerzas afganas abandonaban sus puestos. “Hasta ese momento, nadie se había tomado muy en serio la defensa de Kabul”, según un exfuncionario del gobierno presente en el encuentro.
El sábado, un día antes de la caída de la capital, se rindió Logar y ya Nangarhar estaba bajo acecho. “Básicamente, estábamos presenciando la desintegración de las ANDSF (Fuerzas Nacionales de Defensa y Seguridad Afganas)”, contó otro funcionario, que tras recibir todos los informes supo “que el colapso era inminente”.
La caída
Informes aseguraban que la mañana del domingo 15 de agosto los talibanes habían comenzado a entrar en Kabul, y cientos de trabajadores del gobierno y el palacio comenzaron a huir.
Sólo una docena de ellos permanecieron, incluido el equipo de seguridad de Ghani.
Quienes quedaban intentaron contactar con los organismos de seguridad responsables de Kabul, pero “no pudimos encontrar al ministro de Defensa ni al Jefe del Estado Mayor. En el Ministerio de Defensa dijeron que no quedaba nadie en el edificio”, narró otro funcionario a SIGAR.
El mismo Ghani habló con el ministro del Interior y el jefe de Seguridad Nacional, “les dijo que enviaran gente a la ciudad para mantener el orden. Pero no tenían a nadie. Ese día los policías habían venido a trabajar con su ropa civil debajo de sus uniformes”, recordó.
La huida
Alrededor del mediodía, Ghani aceptó evacuar a la primera dama Rula Ghani, y de acuerdo con otro funcionario, el presidente se negaba a salir del país mientras intentaba sin éxito reunirse con el ministro de Defensa para asegurar Kabul.
Con la primera dama y los más cercanos colaboradores a bordo de cuatro helicópteros listos para despegar, Kochai y Mohib decidieron regresar para convencer al presidente, seguros de que si se quedaba “sería asesinado”.
Tras ser evacuado en secreto, Ghani fue llevado hasta el helicóptero. Antes de despegar, un guardia presidencial se acercó a uno de los vehículos, apuntó con su rifle y gritó “Allahu Akbar” (Dios es grande) antes de ser abordado por colegas suyos del PPS cuando los helicópteros despegaban. Así fue relatado por otro funcionario, que creyó que ese sería el final de todos.
Las cuatro aeronaves cargadas con Ghani y medio centenar de sus colaboradores, incapaces de llegar al aeropuerto a abordar un avión que los llevara a Emiratos Árabes, emprendieron entonces un largo vuelo en helicóptero hasta Uzbekistán.
Los millones de dólares
SIGAR intentó seguir el rastro de millones de dólares en efectivo que presuntamente se encontraban en el palacio presidencial, así como otras decenas de millones de fondos en manos de los funcionarios que abandonaron Kabul el año pasado.
La embajada rusa en Kabul afirmó a la prensa que había 169 millones de dólares a bordo de los helicópteros, una aseveración que Ghani y sus aliados han negado, y que según la SIGAR podría estar más próximo a los 500.000 dólares.
Según todos los testigos entrevistados por SIGAR, el equipaje a bordo era mínimo. Algunos contenían pertenencias personales y otros contenían dinero en efectivo. La primera dama, que había tenido tiempo para hacer el equipaje, llevaba dos maletas, mayormente con ropa, y unos 800 dólares.
De acuerdo con las estimaciones de SIGAR, dada la ruta que hicieron los helicópteros, las reservas de combustible necesarias, y el exceso de pasajeros, es poco probable que el dinero viajara con ellos dado el volumen que implicaría.
De acuerdo con los datos de la Asociación Numismática Americana usados por SIGAR, 169 millones en billetes de cien dólares, apilados de punta a punta, formarían un bloque de 2,2 metros de largo, un metro de ancho y otro de alto.
“Este bloque habría pesado 1.688 kilos, o casi 2 toneladas”, estimó.
En respuesta a un cuestionario enviado por SIGAR a Ghani, su abogado explicó que el exmandatario poseía bienes acumulados durante una fructífera carrera profesional en EEUU antes de convertirse en presidente, y esto se tradujo en unos 5 millones de dólares, declarados por Ghani antes de asumir la presidencia.
Este dinero fue llevado por la primera dama y el presidente Ghani al palacio cuando se instalaron allí tras su primera victoria en 2014, aseguró en una carta.
“Desafortunadamente, la gran mayoría de sus pertenencias personales, incluidos sus activos en efectivo, computadoras y documentos, se quedaron atrás cuando salieron de Afganistán el 15 de agosto de 2021 y finalmente fueron robados”, explicó.