El movimiento chiita Hezbolá, archienemigo de Israel, señaló este jueves que las próximas conversaciones entre Líbano y el Estado hebreo para una demarcación de sus fronteras no representan una “reconciliación” ni una “normalización” de relaciones.

Ambos vecinos, técnicamente en guerra, deben comenzar negociaciones a mediados de octubre, bajo mediación de la ONU y Estados Unidos, para una delimitación de sus fronteras marítimas y terrestres.

Esta cuestión es crucial para un Líbano en pleno colapso económico y que en los últimos años se ha lanzado a la prospección de hidrocarburos frente a sus costas.

En 2018 Beirut firmó un primer contrato de exploración petrolera para dos sitios frente a sus costas, pero parte de uno de ellos se encuentra en la zona marítima disputada con Israel.

“El marco de las negociaciones que conciernen exclusivamente a nuestra frontera marítima sur y la recuperación de nuestras tierras (…) no tiene absolutamente ningún vínculo con cualquier reconciliación con el enemigo sionista (…) ni con las políticas de normalización adoptadas más recientemente por países árabes”, aseguró este jueves en un comunicado el bloque parlamentario de Hezbolá.

Se trata de la primera reacción del movimiento chiita, única facción libanesa que no ha depuesto las armas tras la guerra civil (1975-1990) y que justifica el mantenimiento de su arsenal por su rol declarado de “resistencia” ante Israel.

El jefe del parlamento, Nabih Berri, aliado de Hezbolá, anunció una semana atrás el lanzamiento de conversaciones con Israel, iniciativa calificada de “histórica” por Washington.

La frontera entre ambos países continúa siendo escenario de incidentes bélicos esporádicos.

La última gran confrontación entre Hezbolá e Israel se remonta a 2006, que en poco más de un mes, provocó más de 1.200 muertos del lado libanés, en su mayoría civiles, y 160 del lado israelí, la mayor parte militares.