Poco más de 24 horas de protestas han puesto al Gobierno del Líbano entre la espada y la pared y han llevado al primer ministro, Saad Hariri, a dar un ultimátum de 72 horas a los partidos políticos para destrabar la toma de medidas y afrontar la crítica situación económica del país.

La “revolución del WhatsApp”, como denominan en el Líbano a las protestas que comenzaron el jueves por la noche contra la corrupción y los políticos, después de que el Gobierno anunciara una tasa a las llamadas por plataformas de mensajería por internet, siguió hoy en Beirut y otras ciudades del país.

Hasta el momento, al menos dos personas han muerto y varias decenas han resultado heridas en unas manifestaciones que han llevado a reuniones de emergencia a los partidos a lo largo del día y a Hariri a intentar llegar a los hogares de todos los libaneses con un mensaje por televisión.

“Cualquiera que sea la solución, ya no tenemos tiempo y yo personalmente me doy poco tiempo para que nuestros socios de Gobierno den una respuesta explícita sobre la solución o tendré otras palabras y el plazo es muy corto, es decir, 72 horas”, dijo Hariri.

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La respuesta de los socios de gobierno debe ser “explícita, concreta y final, que me convenza a mí, a los libaneses, a la comunidad internacional y a todos los que expresan su enfado en la calle hoy”, añadió desmarcándose de cualquier responsabilidad por la situación del país.

El primer ministro se situó del lado de los manifestantes que ayer comenzaron a manifestarse por todo el país. “El dolor de los libaneses es verdadero y lo veo y apoyo cualquier movimiento para expresarlo”, dijo Hariri.

El primer ministro indicó que hay “un enfado verdadero” que explotó en la calle, y que la gente ha dado “más de una oportunidad” a los políticos para hacer reformas.

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