Los recolectores de basura se han convertido en la punta de lanza de los últimos días contra la reforma de las pensiones. Su huelga está provocando imágenes inéditas de una ciudad, París, que más turistas recibe al año en el mundo. Pase lo que pase esta semana con la aprobación o no de la reforma de Macron, el sector ha reconducido la huelga hasta el lunes que viene.

El trámite parlamentario de la reforma de las pensiones de Francia entra mañana, miércoles, en su recta final, en medio de continuas protestas de la oposición y los sindicatos, con la huelga de recolectores en París, que dejó montañas de basura en la capital francesa.

Más de 7.000 toneladas de basuras se acumulan hoy en las aceras de la capital.

Aunque el paro sólo afecta a la mitad de sus veinte distritos, se ha convertido en un auténtico problema en las zonas afectadas que se manifiesta, por ejemplo, en la proliferación de ratas.

La huelga de basureros afecta también a varias ciudades grandes (Nantes, Rennes y Niza) y medianas (Montpellier, Le Havre, Saint-Brieuc y Vallauris), pero es en París donde ha tomado más protagonismo debido a sus evidentes ramificaciones políticas.

Montañas de basura en París

La alcaldesa de la capital, la socialista Anne Hidalgo, fue el blanco repetido de las críticas de miembros del Gobierno.

A ella le reprochan estar favoreciendo que la situación se pudra al no recurrir a empresas privadas para retirar las basuras ante el paro de los trabajadores municipales, responsables de la tarea en diez de los veinte distritos de la ciudad.

Las aceras de amplias áreas de la capital francesa están atestadas de basuras acumuladas, a fin de que no interfieran con la circulación, entre voces contrapuestas de ciudadanos que entienden la protesta y de otros que critican su impacto en la vida diaria.

“La situación es deplorable”, reconoció esta tarde el primer teniente de alcalde de París, Emmanuel Grégoire.

Esta autoridad responsabilizó al Gobierno por “hacer oídos sordos a un frente sindical histórico” y a la mayoría de la población, que rechaza la reforma de las pensiones según las encuestas.

“Somos víctimas de la cabezonería del Gobierno”, insistió Grégoire, quien señaló de al Ejecutivo por su “incapacidad para encontrar una solución” a las protestas.

Esto destacó que a pesar de la huelga en los últimos diez días se han recogido 23.000 toneladas de basuras en la ciudad.

El problema no se limita a la recogida de basuras, sino que hay piquetes que bloquean el acceso a las tres incineradoras de residuos del área metropolitana de París.

Diferentes voces de la derecha piden que el Gobierno obligue a la vuelta al trabajo por razones de salubridad.

Recta final en el parlamento

A la de los servicios de basuras se van a añadir otras huelgas el miércoles, como los de una parte de los controladores aéreos que van a obligar a suprimir un 20% de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly.

Mañana, que es también la octava jornada de manifestaciones sindicales, se reúne la comisión paritaria Asamblea Nacional-Senado que debe acordar un texto común.

La presidenta de la Asamblea Nacional, la macronista Yaël Braun-Pivot, rechazó hoy que ese debate sea emitido por televisión.

Lo anterior, tal como había pedido la oposición de izquierda para que los ciudadanos pudieran ver en directo la posición de cada uno de los miembros de esa comisión.

El texto que salga de allí será luego sometido a debate y votación en las dos cámaras el jueves. En el Senado a partir de las 09.00 hora local y en la Asamblea desde las 15.00.

Estas sesiones se presentan muy tormentosas y bajo presión, ya que los líderes de los principales sindicatos han anunciado que se manifestarán ante la sede de la Asamblea Nacional.

Pese a esto, un número apreciable de sus legisladores no han garantizado aún su voto favorable, lo que pone en peligro el éxito de la votación.