El Parlamento alemán aprobó hoy el “freno de emergencia”, un proyecto de ley del gobierno de Angela Merkel que impone fórmulas de actuación unitarias para todo el país en zonas de alta incidencia de contagios.

La cámara baja (Bundestag) respaldó el plan con los votos de la gran coalición entre conservadores y socialdemócratas. El plan se someterá mañana a la ratificación de la cámara de representación territorial (Bundesrat), con la perspectiva de que entre previsiblemente el sábado en vigor.

Los opositores Verdes se abstuvieron tras considerar que las medidas se quedaban cortas y que deberían haberse activado antes. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) votó en contra, tras acusar al gobierno de recortar las libertades individuales fundamentales.

Fuera del Parlamento, miles de manifestantes -entre seguidores de teorías de la conspiración, negacionistas y ultraderechistas, así como otros ciudadanos descontentos con las restricciones- protestaban contra el proyecto. La concentración, con unos 8.000 asistentes según la televisión pública Rbb, acabó disuelta por no observarse las normas de distanciamiento ni el uso de la mascarilla.

El paquete modifica la Ley de Infecciones aprobada el año pasado contra la pandemia. Prevé la activación automática de un toque de queda nocturno a partir de 100 casos semanales por 100.000 habitantes.

Además se suspenderán las clases presenciales a partir de 165 casos, aunque a partir de 100 se implanta ya la obligatoriedad de someterse dos tests semanales de antígenos.

A partir de un nivel de incidencia semanal de 100 se limitarán también los contactos o reuniones, que solo serán posibles entre personas convivientes o como máximo una más de otro hogar.

La restricción nocturna regirá entre las 22.00 y las 05.00, aunque seguirán siendo posibles los paseos nocturnos o el deporte individual hasta la medianoche. Inicialmente se había contemplado un toque de queda desde las 21.00, pero fue suavizado ante las fuertes reticencias aparecidas.

El proyecto de ley fue aprobado el pasado martes por el Consejo de Ministros y entró en el trámite parlamentario el viernes siguiente, en que se presentó ante el Bundestag. Antes de que termine la semana debe pasar por el Bundesrat, donde se anuncia cierta resistencia de algunos “Länder”.

Estas medidas suponen una limitación a la capacidad de acción de los “Länder”, a los que compete implementar las medidas consensuadas.

El propósito de Merkel es establecer restricciones uniformes en todo el país. Con ello se propone evitar la situación actual, en que cada medida se consensua con los poderes regionales, pero a la práctica se genera un descontrol en su aplicación, ya que depende del criterio de cada “Land”.

El ministro de Sanidad, Jens Spahn, justificó la aprobación de la modificación porque dijo que la situación es “seria, muy seria” y aseguró que las vacunas y los test no son instrumentos suficientes para detener la propagación del virus.

“No entiendo la lógica de quienes dicen que hay que esperar a que se llenen las UCI”, protestó Spahn frente a quienes no ven necesidad de incrementar los instrumentos de actuación federales mediante la reforma legal aprobada en el Bundestag.

Spahn defendió además el avance del proceso de vacunación -dijo que se está vacunando en estos días en torno a medio millón de personas al día- y aseguró que “dentro de pocas semanas uno de cada tres” ciudadanos habrá recibido una oferta para vacunarse.

Pero el ministro insistió en que la reforma de ley de Protección contra Infecciones apunta en la dirección de restringir los contactos interpersonales: “sólo si nos reunimos con otra persona el virus puede propagarse”, resumió.

Incidencia levemente baja

La coalición de Merkel aceleró la aprobación del freno de emergencia ante el ascenso de casos de coronavirus. Si en febrero se había logrado rebajar el nivel a 65 casos semanales por 100.000 habitantes, ahora se sitúa en los 160,1 casos, según la cifras de hoy del Instituto Robert Koch (RKI) de virología. Ello significa un leve descenso respecto al día anterior, pero sigue siendo demasiado alta.

El pico de incidencia se registró el pasado 22 de diciembre con 197,6 infecciones por cada 100.000 habitantes en una semana. Entró entonces en vigor la paralización de la vida pública. Los comercios no esenciales se sumaron al cierre que, desde noviembre, regía para restauración, ocio y cultura.

Hacia marzo se flexibilizaron algunas medidas y se posibilitó la reapertura de los comercios no esenciales para clientes con cita previa o en aforo reducido, así como museos.

El número de positivos desde el inicio de la pandemia asciende a 3.188.192 -de los cuales unos 2.824.100 son pacientes recuperados- y el de víctimas mortales con o por covid-19 supera los 80.000.

Desde principios de abril se ha acelerado la campaña de vacunación. Hasta ayer habían recibido las dos dosis de la vacuna 5.582.992 personas -un 6,7 % de la población-, y 16.795.784 (el 20,2 %) , al menos la primera.