Luego de ocho años de una larga y meticulosa investigación la justicia tiene cita con los representantes de Ikea, la transnacional sueca especializada en la decoración y ventas de muebles para el hogar, acusada de haber espiado a sus empleados.

Los cargos son contundentes “colecta de datos de carácter personal en un fichero por medios fraudulentos”, “divulgación ilegal voluntaria de datos de carácter personal, “violación del secreto profesional”, entre otros.

El Tribunal de Versalles donde tendrá lugar el juicio no ha dudado en calificar los hechos de “sistema de espionaje”.

En 2012 uno de los sindicatos presentes en la empresa presentó una demanda contra Ikea por haber espiado a personas que eran candidatas a ocupar un puesto, así como el de todos sus empleados en toda Francia. Muchas de las víctimas fueron auscultadas hasta el mínimo detalle, incluidos sus antecedentes judiciales sin saberlo.

AFP

En el centro de ese sistema aparecen Jean François Paris, quien era director de seguridad de Ikea Francia, y Jean Pierre Fourès, jefe de la empresa de investigación privada Eirpace. Algunas de las quince personas involucradas en el caso podrían ser condenadas hasta 10 años de prisión.

El director de seguridad de Ikea facilitaba al patrón de Eirpace los nombres, fecha de nacimiento, número de seguridad social de las personas a investigar.

Los hechos que sirven para la causa corresponden al período 2009-2012, aunque según la acusación esas prácticas ilegales comenzaron a inicio de los años 2000, como sucedió con la sucursal de la empresa localizada en Burdeos donde los informes corresponden a 2003-2008. Otros muchos casos corresponden a responsables de las sucursales de Francoville, Rouen, Vitrolles, Avignon… Una red de espionaje nacional instalada en los 30 almacenes que la empresa tiene en Francia.

Ikea que emplea 10 mil asalariados en Francia es perseguida en tanto que persona moral. La multa podría ascender a 3,75 millones de euros. El caso de Ikea no es el único en su género.

AFP
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