Una compleja situación viven los habitantes de Cataluña quienes hace más de un mes se han visto afectados por una serie de eventos gatillados por los movimientos pro independentistas de la comunidad autónoma, que van desde interrupciones de tránsito hasta enfrentamientos con la policía, los que han redundado en problemas de desplazamiento y pérdidas para el comercio.

“Estoy harta. En el bar donde trabajo la cosa va mal y constantemente tengo que cambiar la ruta para volver a casa. Lo peor fue una noche en la que nos bloquearon el coche con mi hijo dentro, en la calle Aragón. Nos rodearon unos encapuchados, adolescentes”, se quejó ante el diario español El País, Elisa Armas, quien este sábado increpaba al centenar de personas que interrumpieron el tráfico en la estación de Sants, cerca de donde trabaja.

No es el único lugar donde los ha enfrentado. Armas vive cerca de la plaza Universitat, la que hace dos semanas es ocupada por un grupo de jóvenes antisistema e independentistas. Armas asegura que el ambiente “es malo” y que, incluso, cuando partía para el trabajo a las 5 de la mañana, un grupo de acampados visiblemente bebidos, asegura, la molestaron y tuvo que dar aviso a la policía.

La publicación sindica como responsables a los Comités de Defensa de la República (CDR) y Tsunami Democràtic, dos agrupaciones sin liderazgo conocido, las cuales desde el 14 de octubre han realizado interrupciones del tráfico en calles y carreteras, ocupaciones de edificios públicos -incluyendo el aeropuerto de El Prat- además de acciones descritas como vandálicas en las cuatro capitales provinciales.

“Habrá caos mientras haya rehenes, mientras no haya libertad de expresión y de reunión y mientras no podamos ejercer la autodeterminación”, indicó CDR en un comunicado.

Una de las situaciones más complejas se vivió el pasado miércoles en Girona, a 100 kilómetros de Barcelona. Allí la ocupación de la carretera AP-7 dejó a cerca de 500 vehículos atascados durante al menos 15 horas, obligando a sus conductores a pasar la noche en los mismos.

“No estoy de acuerdo ni en desacuerdo con ellos, pero me indigna estar 15 horas sin dormir. Los mandatarios no hacen nada, no se interviene”, indicaban Javier, Ronney y Ventura, tres compañeros de la empresa Integra2 que debieron quedarse en la carretera.

“Tienen que luchar, lo entiendo. Es una putada, pero no nos ha faltado de nada. Han pasado por los coches ofreciéndonos comida y de todo”, indicaba más afable el transportista Albert Surinyac, quien no logró esquivar el corte de ruta, quedando a un kilómetro de haber podido entregar su camión y poder irse a casa.

Pero Rizwan Faruq, un taxista y también residente de la plaza Universitat, no tiene una visión tan indulgente. “Desde octubre gano un 40% menos porque la gente toma menos el taxi y hay menos turistas. Tengo tres hijos y no puedo permitirme perder dinero. Por eso en vez de 9 horas ahora trabajo hasta 14, hasta que gano lo necesario”, aseveró a El País.

“Es una revolución, pero de chichinabo (de poca importancia), porque en Cataluña se vive como en pocos lugares del mundo. Los vecinos están “hasta las narices” (hartos). Los cortes, por suerte, duran poco porque son revolucionarios de cenar caliente y dormir bien”, indica despreciativamente Juan Ramón Rodríguez, gerente de una tienda de colchones en Sant Adrià de Besòs.

En tanto, para Carmen Martínez, empleada del hospital Vall d’Hebron, el principal problema es cuando las interrupciones al desplazamiento alteran los traslados entre su casa y el trabajo.

“Habitualmente llego a casa a eso de las 9; estos días llego a las 10, y me parece bien que protesten mientras no perjudiquen ni hagan daño a otros, cosa que sí hacen. Hoy he trabajado 12 horas y todavía me tienes aquí”, indicó al matutino.

Juan Cruz, un comerciante cercano a la estación de Sants, también observaba a la multitud reunida con resignación por el bloqueo a su local. “Tengo una tienda de domótica en la Diagonal y ya llevo varias veces en las que me he quedado así. Está gente está coartando mi libertad y perjudicando mi negocio”, explica.