El ministro del Interior y líder del partido Liga, Matteo Salvini, puso fin a la coalición con el movimiento político 5 Estrellas desde la playa. Salvini había estado de vacaciones en la costa durante 14 días, fue a los bares playeros con el pecho descubierto, brindó con bailarinas en bikini y puso música como un disk jockey. Y por la noche organizó eventos de campaña electoral en las plazas de mercado.

Las críticas no se hicieron esperar en territorio italiano, pero vinieron en buena parte de sus adversarios. Salvini sigue sin perder el respaldo de un grupo de la población pese a su polémica figura, sobre todo por sus dichos en público.

Finalmente, en Pescara dejó caer la bomba. Exigió nuevas elecciones y anunció inmediatamente su objetivo: “Quiero ser primer ministro”. Dijo que ya no quería tener nada que ver con su antiguo socio de Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, que solo le frenaba.

A los italianos les gusta este estilo populista del ministro del Interior, que ha convertido el tema de la mano dura contra los migrantes en un éxito de su campaña electoral.

El éxito de Salvini

Después de una victoria en las elecciones europeas de mayo y en varias elecciones regionales, Matteo Salvini se siente lo suficientemente fuerte para dar el salto con su partido radical de derecha, Liga, al Palazzo Chigi, sede del primer Ministro en Roma.

Lo que es inusual es que la crisis del gobierno estalle a mediados de agosto, la temporada alta de vacaciones en Italia. Sin embargo, los italianos ya están acostumbrados a las crisis de gobierno. El País se mueve ahora hacia el gobierno número 66 desde la Segunda Guerra Mundial.

Con sus 14 meses de gobierno, la coalición de populistas de derecha e izquierda ya pertenece a las alianzas más duraderas en Italia. El jefe de Gobierno, que no pertenece a ningún partido, Guiseppe Conte, se siente engañado. El profesor que nunca antes había ocupado un cargo político y que actuó como bisagra entre los partidos de la coalición, se enfureció: “No le corresponde a ministro del Interior poner fin a los gobiernos o decirle al parlamento cómo proceder”.

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¿Nuevas elecciones?

Es probable que Conte tenga que someterse a un voto de confianza en el Parlamento, que en estos momentos se encuentra en sus vacaciones de verano. Es decir que los diputados tendrían que volver a Roma. El comentario de Salvini: “Pues que muevan su trasero”.

Si Guiseppe Conte no consigue una mayoría en la votación, el presidente italiano, Sergio Mattarella, podría elegir a otro político para que busque una mayoría gubernamental. En el caso de que fracase ese intento, Matarella podría instalar un gobierno tecnocrático interino.

El presidente italiano, que en el pasado ya había mostrado su profunda aversión a populistas como Salvini, también podría disolver el parlamento y convocar nuevas elecciones. Esas podrían celebrarse a fines de septiembre, principios de octubre o finales de año.

Desde el punto de vista de la Unión Europea, la crisis gubernamental, como siempre en Italia, llega en un momento inoportuno. El país, la tercera economía más grande de la zona euro, se encuentra en una crisis económica, e incluso el fallido gobierno populista ha sido incapaz de aplicar reformas estructurales.

No fue posible reducir la deuda nacional de 2,3 billones de euros, que, según el Comisario de Finanzas de la UE, Pierre Moscovici, es demasiado elevada. Los bancos italianos siguen en crisis. En octubre, el Gobierno de Roma debe presentar en Bruselas un presupuesto para el año que viene, en el que se explica cómo se quiere manejar la tremenda deuda y cómo se piensa seguir las directrices de la Comisión de la UE. Si esto no ocurre, existe la amenaza de un procedimiento formal de déficit.

Guiseppe Conte  / DW
Guiseppe Conte / DW

En contra de la UE

El jefe de la Liga, Salvini, anunció que no se sometería a un “dictado” fiscal desde Bruselas. Salvini juega con la idea de contraer aún más deudas e incluso con la de crear una especie de moneda paralela para Italia.

Esta no es la única razón por la que muchos políticos en Bruselas lo consideran un hombre peligroso. El posible próximo primer ministro de Italia ha anunciado una “revolución en la UE”. Salvini se muestra fiel a las ideas destructivas de Steve Bannon.

El exasesor del presidente estadounidense Donald Trump también asesora al jefe de la Liga y le ayuda en su campaña electoral permanente. Tras el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, Matteo Slvini sería el segundo jefe de Gobierno abiertamente nacionalista en la UE.

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