El barco humanitario ‘Lifeline’, con 233 migrantes rescatados a bordo, pudo arribar este miércoles finalmente a la capital de Malta gracias a una autorización gubernamental tras una semana de espera en el mar Mediterráneo.

El navío, fletado por la ONG alemana del mismo nombre, amarró en uno de los muelles de este puerto de la capital maltesa, tras una semana de espera en alta mar.

En el muelle, al caer la noche, había un importante dispositivo de seguridad y las autoridades maltesas empezaron los controles médicos y las formalidades necesarias con los migrantes.

El buque había renovado la madrugada del miércoles su petición de entrar en Malta, señalando que “numerosas personas a bordo” sufrían “mal de mar” y que tres se encontraban en la enfermería, según las autoridades maltesas.

El barco será previsiblemente incautado para una investigación abierta contra su capitán, culpable según el primer ministro maltés, Joseph Muscat, de haber “actuado contra las leyes internacionales e ignorado las directivas de las autoridades italianas”.

El capitán apareció la noche del miércoles entre aplausos y abrazos de los miembros de la tripulación, constató un periodista de la Agence France-Presse. Después fue llevado al cuartel general de la policía maltesa para ser interrogado, según un comunicado del gobierno.

“¡El ‘Lifeline’ entró finalmente en puerto! Hagan sus donaciones ahora para nuestras próximas misiones”, celebró en Twitter la ONG alemana.

Algunos de los migrantes a bordo serán repartidos entre ocho países europeos dispuestos a acogerlos: Malta, Italia, Francia, España, Portugal, Luxemburgo, Bélgica y Holanda.

Y serán sólo algunos porque, según precisó Muscat, se controlará a todos y sólo “los verdaderos solicitantes de asilo” tendrán derecho a una “protección”, en tanto que “se lanzarán procedimientos inmediatamente para repatriar a quienes no tengan derecho”.

“Cinismo terrible”

El secretario de Estado belga para Asilo y Migración, Theo Francken, puso sus condiciones: “Somos un socio europeo leal y ayudaremos a Malta, pero debe tratarse de una operación única; para un máximo de 15 personas; de nacionalidades con una alta tasa de reconocimiento” para el asilo o la protección internacional, advirtió en Twitter.

La decisión de que el buque humanitario atracara en Malta fue anunciada el martes por Italia y Francia.

“Buscamos esta solución, se propuso la idea el domingo bajo la autoridad del presidente [de la Comisión Europea, jean-Claude] Juncker”, precisó Muscat.

En un momento en que la cuestión de los migrantes envenena las relaciones entre París y Roma, el presidente francés, gius, que el martes se reunió con el papa Francisco en el Vaticano, parece haber contribuido al apaciguamiento de la situación al aceptar que su país acoja a una parte de los migrantes del ‘Lifeline’.

Macron incluso retomó algunas de las críticas de Italia al papel de las ONGs en el Mediterráneo, asegurando que Mission Lifeline actuó “contraviniendo todas las reglas” por negarse a entregar a los migrantes a los guardacostas de Libia.

“Acabamos siendo cómplices de los traficantes […] es de un cinismo terrible”, dijo Macron.

Sin embargo la ONG rechazó estas críticas y defendió su posición.

“Hay que subrayar que la única orden que el barco se negó a obedecer fue la de entregar a esas personas a los supuestos guardacostas libios porque habría ido en contra de la Convención de Ginebra sobre los refugiados y habría sido ilegal”, dijo en un comunicado.

Según Mission Lifeline, obedecer a esa orden hubiera sido “una violación del principio de no devolución”.

Este principio, definido en un artículo de la Convención de Ginebra, supone que ningún Estado firmante “podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social o de sus opiniones políticas”.

Italia, donde desde 2013 han llegado unos 700.000 migrantes, considera que no tiene el apoyo suficiente de sus socios europeos y el primer ministro del país, Giuseppe Conte, confirmó el miércoles ante el Parlamento que el jueves presentará una serie de propuestas en una cumbre europea en Bruselas.

Entre ellas figura la de reforzar las fronteras exteriores del bloque, la de reafirmar el principio de que los barcos que llegan a Italia llegan a territorio de la UE así como la creación de centros de protección en los países de tránsito.