EEUU conmemora este sábado el 20 aniversario de los peores atentados de su historia con el presidente Joe Biden debilitado por el final caótico de la guerra en Afganistán.

Veinte años después, la emoción sigue viva en un país conmocionado por los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Esa mañana, 19 terroristas miembros de la organización Al Qaida, secuestraron cuatro aviones comerciales y los estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono a las afueras de Washington, mientras un cuarto, presuntamente dirigido al Congreso, cayó en un campo en Pensilvania.

El dolor todavía está vivo en las familias de los desaparecidos: “Tengo la sensación de que acaba de ocurrir”, dice Monica Iken-Murphy, viuda de un agente de bolsa de 37 años que trabajaba en el 84º piso de la torre sur.

El presidente Biden y su esposa Jill son esperados en Nueva York para participar en la ceremonia de homenaje, en la que, como cada año, se leerán los nombres de las 2.977 personas que perecieron en los ataques.

La pareja presidencial se desplazará posteriormente a Pensilvania y al Pentágono donde también rendirán homenaje a las víctimas. No está previsto que el presidente pronuncie ningún discurso.

La denominada Zona Cero de Manhattan, donde otrora se erigían las Torres Gemelas, se convirtió en un lugar de peregrinación y homenaje.

Los dos edificios fueron reemplazados por un monumento, una inmensa fuente con forma de piscina cuyas paredes funcionan como suaves cascadas. Estas llevan inscritos los nombres de las 2.753 víctimas de Nueva York.

A un lado, en el museo memorial del 11S, se expone un trozo de escalera por donde pudieron escapar algunos de los que sobrevivieron.

Esto, además de trozos de muro de los edificios convertidos en un amasijo de escombros, vigas de acero retorcidas por el calor del fuego.

Afganistán de nuevo

En las dos décadas siguientes, un nuevo rascacielos se erigió en Manhattan para reemplazar las Torres Gemelas. El cabecilla de Al Qaeda, Osama Bin Laden, fue asesinado.

Y en el último mes, los talibanes en Afganistán que fueron expulsados por darle refugio a Bin Laden están de nuevo en el poder. Los últimos soldados estadounidenses abandonaron el país.

Biden enfrenta un EEUU airado por la precipitada evacuación de Kabul, marcada por la muerte de 13 militares en un atentado del EI.

Estas mujeres y hombres de EEUU apenas habían nacido cuando su país inició la invasión de Afganistán, punto de partida de su “guerra contra el terrorismo”.

Los atentados “afectaron a todo el mundo de una forma u otra”, comentó Patricia Litewski (52), que fue a Nueva York para visitar el museo. Durante estas semanas, en Guantánamo además se está realizando un juicio por este atentado.

“Estoy convencida de que este memorial es completamente necesario para recordarnos lo que ocurrió pero también para recordarnos que todavía seguimos enfrentándonos a desafíos en lo que respecta al terrorismo y que, tras nuestra salida de Afganistán podríamos sufrir más en el futuro”, vaticina.

En la memoria de EEUU

Mark Pierson, un bombero que hace veinte años participó en las labores de búsqueda de víctimas entre los escombros, llegó a Nueva York desde San Diego para participar en las conmemoraciones del sábado acompañado de su esposa y de sus dos hijas de 11 y 8 años.

“Están en edad de comprender lo que es bueno o malo y hacerse una idea de la maldad que hubo aquel día”, reconoce.

Stephen Walt, profesor de relaciones internacionales de Harvard, se preguntaba el lunes en la revista Foreign Policy “cómo se conmemorará el 11 de septiembre en su centenario” en 2101.

Las generaciones futuras ¿lo verán como una tragedia espectacular, pero finalmente menor, o como un giro fundamental en la trayectoria de Estados Unidos y de la política internacional?”, se pregunta Walt.

Esto, al tiempo que se responde que “el significado” de un hecho histórico “depende de los que le interpretan (…) estadounidenses, afganos, iraquíes, saudíes o europeos”.