Desde el día en que sus compañeros activistas prodemocracia fueron encarcelados tras participar en las manifestaciones del año pasado en Hong Kong, Hei escribe regularmente a unos 60 detenidos para expresarles su apoyo y mantener viva la llama del movimiento.

Miles de personas fueron detenidas acusadas de una serie delitos cometidos durante las gigantescas manifestaciones, a menudo violentas, organizadas para denunciar la creciente influencia de China sobre esta antigua colonia británica y ahora región semiautónoma.

El acceso de los detenidos a las informaciones está estrictamente controlado por el sistema carcelario
, por eso Hei se ha comprometido a mantenerlos informados sobre el movimiento prodemocracia.

“Es una relación entre compañeros de armas, y tenemos confianza entre nosotros”, explica a la AFP esta joven militante de 22 años, que solo da su nombre de pila para preservar su anonimato.

“Compartimos el mismo dolor. Espero que estas cartas puedan reforzar la confianza de la gente en el movimiento”, expresó.

A las largas cartas, a menudo muy personales, se suma una revista de prensa, mensajes de las redes sociales y memes políticos hallados en los foros en línea.

Con regularidad, la muchacha visita a los detenidos, les lleva libros y productos de primera necesidad. Tal es su entrega que es descrita por sus amigos como una “encarcelada a medias”.

De las más de 10.000 personas detenidas desde el inicio de las manifestaciones en junio de 2019, unas 2.300 han sido encausadas, según las autoridades.

Centenares están en prisión preventiva y otras, ya condenadas, purgan sus penas.

“Guía hacia la salida”

“Esas cartas eran como velas encendidas que me guiaban hacia la salida”, explica Max, que pasó cuatro meses detenido acusado de incendio criminal, tras haber lanzado un libro contra una barricada que había sido incendiada por manifestantes.

Sin siquiera una mesa y una silla en la que sentarse, pasaba horas enteras escribiendo en su cama, consumiendo hasta tres bolígrafos por mes.

Las normas penitenciarias autorizan a los detenidos que han sido condenados a enviar gratuitamente una carta por semana. Quienes quieran enviar más deben pagar los sellos, y para ello trabajar, y ganar dinero. Todas las cartas recibidas son abiertas y leídas.

Desde su puesta en libertad, Max sigue escribiendo a los detenidos y a los militantes encarcelados.

“Espero que estas cartas ayuden a mis compañeros y les aporten un apoyo moral”, explica.

Esta iniciativa ha sido apoyada por el exabogado Shiu Ka-Chun.

Desde enero han sido enviadas más de 5.000 cartas, y se han puesto en relación epistolar más de medio millar de personas.

“Ésa es la belleza del movimiento. La gente encuentra el modo de apoyarse”,
se felicita Shiu.

Además del envío de cartas, el exabogado participó en iniciativas para ayudar a los detenidos a enviar flores a sus familiares y para juntar material pedagógico para los detenidos más jóvenes.

Jennifer, una empleada de oficina de 30 años, considera que la forma en que el movimiento prodemocracia fue aplastado fue “algo siniestro”. Hasta ahora ha escrito 48 cartas a los presos, una manera de expresar sus propias emociones, además de apoyar a sus compañeros encarcelados.

“A veces, lloraba cuando escribía estas cartas. Físicamente soy libre, pero mentalmente vivimos todos en una prisión”, lamentó.