Documentos publicados el domingo por medios internacionales muestran cómo China controla todo en los campos de detención de la región de mayoría musulmana de Xinjiang, desde la frecuencia de los cortes de pelo hasta cuándo se cierran las puertas.

Los documentos, obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y publicados por 17 medios internacionales, muestran los estrictos protocolos que rigen la vida en la red de campos de internamiento en la región del oeste de China, que según grupos de derechos humanos y expertos externos, albergan a más de un millón de musulmanes, la gran mayoría uigures.

Pekín rechaza esa cifra y habla de “centros de formación profesional” destinados a luchar contra la radicalización islamista, en reacción a una serie de atentados sangrientos atribuidos en los últimos años a militantes uigures.

La filtración se produce una semana después de que el periódico estadounidense The New York Times informara, basándose en más de 400 páginas de documentos internos, que el presidente chino, Xi Jinping, ordenó a los funcionarios que actuaran “absolutamente sin piedad” contra el separatismo y extremismo en un discurso de 2014 después de un ataque militante uigur en una estación de tren.

“Videovigilancia total”

La última filtración consiste en una lista de pautas aprobadas por el jefe de seguridad de Xinjiang en 2017 para administrar los campos de detención, junto con informes de inteligencia que muestran cómo la policía usa la inteligencia artificial y la recopilación de datos de las personas sujetas a internamiento.

Refiriéndose a los detenidos como “estudiantes” que deben “graduarse” en los campos, las pautas establecen cómo el personal debe manejar su vida cotidiana, por ejemplo, asegurando “cortes de pelo y afeitados a tiempo”, al tiempo que enfatizan que a los detenidos se les prohíbe tener teléfonos celulares, según una traducción al inglés del memo publicado por ICIJ.

“Los estudiantes (…) no pueden contactar con el mundo exterior excepto durante las actividades prescritas”, dice el memorando, y agrega que el personal debe “manejar estrictamente a los estudiantes que soliciten tiempo libre”.

Si los llamados estudiantes “realmente necesitan abandonar el centro de capacitación debido a una enfermedad u otras circunstancias especiales, deben tener a alguien que los acompañe, monitoree y controle”.

El memorando dice que los reclusos deben ser juzgados con base en un sistema de puntos que mide “la transformación ideológica, el estudio y la capacitación, y el cumplimiento de la disciplina”.

“Maneje estrictamente las cerraduras y llaves de las puertas. Las puertas de los dormitorios, las puertas de los pasillos y las puertas del piso deben tener doble cerradura y deben cerrarse inmediatamente después de abrirse y cerrarse”, dicen las instrucciones.

“Debe haber una cobertura total de videovigilancia de los dormitorios y aulas libres de puntos ciegos, asegurando que los guardias puedan monitorear en tiempo real, registrar las cosas en detalle e informar circunstancias sospechosas de inmediato”.

Según el memorando, los estudiantes deben permanecer detenidos durante al menos un año, aunque eso no siempre se hace cumplir, dijeron los exreclusos a ICIJ.

Naturaleza coercitiva

La embajada china en Londres rechazó los documentos, en declaraciones al periódico británico The Guardian, uno de los medios que publicó los papales, asegurando que eran “pura fabricación y noticias falsas”.

“No existen tales documentos u órdenes para los llamados ‘campos de detención’. Los centros de educación y formación profesional se han establecido para la prevención del terrorismo”, se lee en el comunicado.

Pero para James Leibold, especialista de las minorías étnicas chinas de la Universidad La Trobe, en Australia, esos documentos confirman, “en propias palabras” del Partido Comunista en el poder, “la naturaleza calculada, coercitiva y extrajudicial de esas detenciones”.

“Destruyen la propaganda del Partido de que se trata de inocentes centros de formación profesional donde los uigures y otros musulmanes chinos siguen libremente un periodo de formación”, declaró a la AFP.