El Megapuerto de Corío, una de las iniciativas portuarias más ambiciosas del sur del Perú, quedó en el centro de una tempestad política, administrativa y técnica que elevó el pulso en el sector logístico regional.
En un reciente giro inesperado, la Autoridad Portuaria Nacional (APN) suspendió la autorización clave para la ejecución del megaproyecto tan solo cinco días después de otorgarla.
La noticia despertó el interés en Chile, que sigue de cerca el desarrollo de Corío por considerarlo una infraestructura capaz cambiar el mapa del comercio marítimo en Sudamérica, igual o más que el Megapuerto de Chancay.
Autorización fugaz de un nuevo megapuerto peruano
El 7 de agosto de 2025, el directorio de la APN aprobó la Viabilidad Técnica Temporal Portuaria (VTTP) para el Consorcio Hub Corio Megapuerto del Sur, compuesto por Leet Arquitectura Ingeniería & Construcción S.A.C. y Beton Terra Ingenieros S.A.C.
El documento habilitaba el inicio de los estudios y trámites estatales necesarios para levantar un megapuerto en el distrito de Punta de Bombón, provincia de Islay, región de Arequipa.
La decisión buscaba dar un impulso definitivo a un proyecto presentado originalmente el 26 de febrero de 2024, que aspira a convertir a Corío en el principal puerto de aguas profundas del Pacífico sur, con una capacidad de manejo superior a otros terminales de la zona, incluida Chancay o el mismo San Antonio.
Cinco días después, esa expectativa quedó en suspenso. El pasado martes 12 de agosto, tras una solicitud urgente del gobernador regional de Arequipa, Rohel Sánchez, la APN retrocedió.
A diferentes medios de comunicación, la autoridad regional denunció supuestas irregularidades en la concesión. “El ministro César Sandoval me llamó y se comprometió a anular la resolución”, afirmó la autoridad.
Entre los puntos destacados por Sánchez, destaca que uno de los miembros del consorcio fue creado en 2022 y el otro en 2017, con antecedentes principalmente en el sector inmobiliario, por lo que se cuestionó la experiencia portuaria de ambos.
El trasfondo institucional también pesó en la balanza. El gobernador sostuvo que la APN había procedido ignorando compromisos adoptados en el VIII Consejo de Estado Regional (CER), donde se había acordado aguardar la conclusión de un estudio de demanda de transporte marítimo para el sur peruano antes de avanzar en la planificación del Puerto de Corío.
La finalización del informe está programada para noviembre de 2025 y, según la autoridad regional, resulta fundamental para definir los lineamientos técnicos y comerciales de la obra.
Proceso de idas y vueltas administrativas
El derrotero de Corío no ha estado exento de trámites y obstáculos. Según recapituló BioBioChile, desde su presentación en 2024, el proyecto afrontó múltiples observaciones por parte de las direcciones técnicas de APN, especialmente en cuanto a la falta de proyecciones coherentes de tráfico marítimo.
En agosto de 2024, la Dirección de Planeamiento y Estudios Económicos (DIPLA) concluyó que el plan maestro carecía de la solidez técnica necesaria, por lo que sugirió negar la viabilidad solicitada.
El consorcio responsable de la propuesta contestó las observaciones y de inmediato recurrió a instancias superiores, logrando que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), mediante sucesivas resoluciones viceministeriales en diciembre de 2024 y marzo de 2025, anulara decisiones previas de la APN y ordenara retornar a etapas anteriores del proceso administrativo.
Esta intervención permitió la presentación de información complementaria, así como la subsanación de 25 observaciones técnicas pendientes hasta agosto de 2025.
Tras esa ronda de actualizaciones, la APN declaró conforme el plan en las áreas críticas de política portuaria nacional y desarrollo portuario para 2024-2030, validando su viabilidad jurídica.
Fueron esas revisiones las que llevaron al directorio a aprobar formalmente la viabilidad técnica el 7 de agosto. El escenario cambió rápidamente tras la intervención del gobernador y la notificación de la DIPLA sobre la necesidad de un análisis de costo-beneficio antes de cualquier avance en el área.
La autoridad portuaria resaltó la existencia de un “potencial vicio de nulidad trascendente” al haberse emitido la resolución sin este paso.
Interrogantes y demandas
La suspensión de la autorización para Corío dará paso a un nuevo proceso de revisión. Se deberá determinar si el proyecto conviene desarrollarlo bajo una modalidad de Asociación Público-Privada (APP) de iniciativa estatal o mediante habilitación portuaria administrativa, y si su impacto generará beneficios tangibles a nivel nacional y regional.
La resolución firmada por el presidente del directorio de la APN, Juan Ramón Arrisueño Gómez De La Torre, dejó en claro que la suspensión se mantendrá al menos hasta tener en la mano ese análisis pendiente.
Esta pausa retrasará la definición del futuro del proyecto, que prometía posicionar al sur del Perú como una plataforma clave de conexión marítima. A lo largo de este proceso, las perspectivas de articulación económica local y regional han estado en el centro de la discusión.
Corío bajo la lupa
La magnitud de la obra propuesta en Arequipa ha generado expectativas mucho más allá del ámbito peruano. El megaproyecto prevé una inversión de 7 mil millones de dólares, una profundidad de 28 metros (91,86 pies) que superaría ampliamente la de Chancay y una capacidad de hasta 100 millones de toneladas de carga anual.
Las cifras igualarían la movilización conjunta de las terminales de Callao y San Antonio, ubicada esta última en la costa del Pacífico chileno.
ProInversión calculó que la primera etapa requeriría 4 años para entrar en operaciones, con una finalización total proyectada entre seis y siete años y la generación de 50 mil empleos directos e indirectos en la región.
El potencial ha sido interpretado por analistas y exfuncionarios chilenos como una amenaza estratégica. En septiembre de 2024, el expresidente chileno Eduardo Frei afirmó públicamente que la modernización de puertos en su país había quedado rezagada y, tras la inauguración de Chancay y la inminente apertura de Corío, “vamos a quedar fuera, vamos a hacer cabotaje”, advirtió durante una exposición.
Las características técnicas y la ubicación geográfica de Corío lo proyectan como un “hub” para carga de Brasil, Bolivia, Argentina y el sur del Perú, consolidando a Arequipa como eje logístico.
En el entorno de negocios se difundió el interés de actores internacionales: tras la última edición de APEC, celebrada en noviembre pasado en Lima, representantes de China, Estados Unidos y Portugal detectaron el potencial de la obra e incluso mostraron “gran expectativa”, según la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa.
El debate técnico
La Autoridad Portuaria Nacional consideró esencial un estudio de demanda para definir las proyecciones de carga y la conveniencia económica de la obra.
El secretario técnico de la Agencia de Desarrollo de Arequipa, Mario Zúñiga Martínez, expuso que “Corío va a consolidar el sistema portuario nacional, por la morfología que tiene el Perú de aguas profundas, cosa que no lo tienen países del sur ni del norte”.
Para el entonces titular de la APN, Juan Carlos Paz Cárdenas, el puerto representa una “pieza clave” para fortalecer la logística nacional, aunque la viabilidad definitiva descansará en la calidad técnica del plan maestro y en el resultado de los estudios de demanda.
Los desafíos logran ser tan claros como las oportunidades. El propio Paz Cárdenas reconoció la importancia de la profundidad de las aguas en Punta de Bombón, punto que podría elevar los costes de construcción, ya que en la mayor parte de los principales puertos mundiales los calados no superan los 16 metros (52,49 pies).
La variante de 28 metros (91,86 pies) elevaría sensiblemente la inversión requerida, aspecto que, aunque posible, necesita sustento financiero sólido para avanzar.
Red logística sudamericana
El Megapuerto peruano en Corío se integraría a un mapa más amplio de modernización portuaria del país, que abarca terminales en Chancay, Matarani y Callao, junto con nuevas iniciativas en Lambayeque y Tacna.
La articulación de redes viales y ferroviarias desempeña un papel clave, con planes para integrar zonas mineras de Cajamarca, Apurímac y otros puntos directos hacia los muelles más importantes del país, remarcan los expertos.
La proyección internacional va más allá del Asia Pacífico. Acuerdos de libre comercio permiten que productos peruanos lleguen a mercados que suman más de 3.000 millones de personas. Lograr que Corío se convierta en realidad podría fortalecer significativamente la posición del país en el comercio global, aumentando su conectividad y ampliando su oferta logística.
Por ahora, el futuro inmediato del puerto de Corío depende de la finalización de los estudios ordenados y del análisis de costo/beneficio que acaba de exigir la autoridad portuaria. El consorcio espera una determinación clara que podría definir el rumbo del proyecto más observado por la competencia portuaria chilena.