El Tribunal Superior de Justicia de Brasil aprobó en su mayoría reducir la pena de de 12 años y un mes de prisión contra el expresidente Lula da Silva, a 8 años y 10 meses de cárcel.

Este fallo, que no podrá ser revertido por el último magistrado del Supremo Tribunal de Justicia (STJ), permitirá al exmandatario de izquierda, de 73 años, beneficiarse antes de fin de año de un régimen semiabierto, con derecho al trabajo diurno, de acuerdo con expertos judiciales.

La ley brasileña permite que un condenado, pueda optar a un régimen semiabierto cuando haya cumplido 1/6 de la pena, en caso de haber demostrado un buen comportamiento, aunque en el caso de delitos económicos también se debe cumplir con la condición de haber reparado el daño causado, consigna el diario Folha de Sao Paulo.

Lula fue condenado por recibir un triplex como soborno por parte de la constructora Odebrecht, y la justicia brasileña avalúa los daños en 13,7 millones de reales, aunque al expresidente le tienen sus cuentas bloquedas donde registra 9,8 millones de reales.

En el régimen semiabierto, los condenados abandonan la prisión y pueden llevar una vida normal durante el día, incluso trabajando, teniendo que volver a la noche a domir a un centro de reclusión, pero debido a un déficit que hay en Brasil en estos lugares, se les permite a los reos dormir en sus casos bajo vigilancia.

Condena a Lula

Lula fue condenado en primera instancia en julio de 2017 por el juez anticorrupción Sergio Moro a 9 años y medio de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. Esa pena fue agravada en enero de 2018 por un tribunal de segunda instancia (TRF4) a 12 años y un mes.

“Hoy el relator llega a la conclusión de que hubo un exceso por parte del TRF4 en la fijación de la pena y yo también vislumbré ese exceso”, dijo otro magistrado del STJ, Reynaldo Soares, al argumentar su voto.

Lula, de 73 años, fue acusado de ser el beneficiario de un apartamento tríplex en Guarujá (litoral del estado Sao Paulo) puesto a su disposición por constructoras para obtener contratos en Petrobras.

El exgobernante se declara inocente y denuncia una persecución política para impedir que la izquierda vuelva al poder.

Esta victoria parcial de Lula, una de las pocas desde que fue condenado, no despeja otras amenazas sobre su destino.

El expresidente (2003-2010) fue condenado en febrero pasado a otros 12 años y 11 meses de cárcel por un tribunal de primera instancia por la realización de reformas en otra propiedad,
igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal.

Su estadía en prisión se debe al caso del tríplex de Guarujá, dado que la ley brasileña permite que el primer recurso se pueda presentar en libertad. Pero si fuera confirmada esa segunda sentencia, permanecería en la cárcel.

Lula enfrenta además otros seis procesos.