El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abandonó este miércoles el hospital de Sao Paulo donde estaba internado desde el 27 de enero, tras superar las complicaciones derivadas de la cirugía abdominal a la que fue sometido como consecuencia del atentado que sufrió en septiembre.
Bolsonaro, de 63 años, salió del Hospital Israelita Albert Einstein de Sao Paulo (sureste) alrededor del mediodía (11:00 de Chile) y abandonó el área en un convoy de autos negros y escoltado por dos ambulancias, constató la AFP.
Poco antes, los médicos habían decidido darle el alta “con el cuadro pulmonar normalizado, sin dolor, afebril, con la función intestinal restablecida y dieta leve por vía oral”, según el último boletín del centro clínico.
Según su portavoz, Otávio do Rego Barros, el excapitán del Ejército se despertó “animado y ansioso de regresar a Brasilia, su casa”.
Está previsto que Bolsonaro pase la tarde en su residencia del Alvorada, en la capital, sin compromisos oficiales.
En los próximos días, Bolsonaro se someterá a una “autoevaluación” para decidir el ritmo de reanudación de su agenda, precisó Rego Barros.
La evolución del presidente comenzó a acelerarse el lunes, cuando los doctores le permitieron abandonar la unidad de terapia semi-intensiva tras mejorar de la neumonía que le había sido diagnosticada la semana pasada, retrasando de nuevo su alta.
En un principio, Bolsonaro debía permanecer hospitalizado por diez días; pero presentó fiebre y un cuadro de neumonía que exigió antibióticos y la extensión de su hospitalización.
Pese a la convalecencia, el dirigente ultraderechista mantuvo su habitual actividad en las redes sociales y solo cedió el testigo a su vicepresidente, el controvertido Hamilton Mourao, el día de la operación y el siguiente.
Bolsonaro fue sometido el lunes 28 de enero a una operación de reconstrucción del tránsito intestinal, un procedimiento para retirarle la bolsa de colostomía que cargaba desde la puñalada que un exmilitante de izquierda le asestó en el abdomen durante un mitin electoral, el 6 de septiembre pasado.
Tras el atentado registrado en el estado de Minas Gerais (sudeste), el por entonces candidato fue sometido a una colostomía y al día siguiente fue trasladado al prestigioso hospital paulista, donde permaneció 23 días y tuvo que ser operado una segunda vez.