El candidato más polémico que ha tenido Brasil desde el retorno a la democracia en 1985 es Jair Bolsonaro, un exmilitar y nostálgico de la dictadura que gobernó con puño de hierro el país más grande de Sudamérica por más de 20 años (1964-1985).

Luego que el Tribunal Electoral descartara al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el exmilitar se estableció como el favorito logrando más de un 48% en la primera vuelta, siendo el foco de la campaña presidencial desde entonces y quedando al borde de obtener la Presidencia.

Sus declaraciones polémicas y el ataque con cuchillo que sufrió, lo convirtieron en el eje de la campaña, incluso en los debates que se ausentó, tanto por razones médicas como estratégicas, era el principal tema de discusión.

La revista británica The Economist lo calificó como una amenaza para Brasil y lo comparó con el dictador chileno, Augusto Pinochet, tanto por su ideas políticas como por sus cercanías con economistas de la Universidad de Chicago (el jefe de su plan económico, Paulo Guedes, es un Chicago boy).

“El señor Bolsonaro podría no ser capaz de convertir su populismo en una dictadura al estilo de Pinochet, incluso si quisiera. Pero la democracia brasileña es todavía joven. Incluso un flirteo con el autoritarismo es preocupante”, narró la revista británica.

-Sus polémicas

La carrera política de Bolsonaro se ha cimentado en declaraciones polémicas, una férrea defensa de valores conservadores y una dialéctica políticamente incorrecta, que lo ayudó a posicionarse como un outsider del espectro político, aunque lleve más de 30 años en cargos de elección popular, tanto como concejal o diputado.

Declarado enemigo del PT, se alegró cuando la expresidenta Dilma Rousseff fue destituida tras un juicio político en el Congreso y cuando le tocó votar en dicho impeachment, homenajeó al militar que torturó a la exmandataria durante su cautiverio en la dictadura.

Bolsonaro dedicó su voto al coronel retirado Ustra, jefe del DOI-Codi (servicios de inteligencia y represión de la dictadura, acusado de por lo menos de seis asesinatos bajo tormento. “¡Por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Rousseff (…), mi voto es sí!”, proclamó Bolsonaro.

El candidato de extrema derecha también se ha ganado un alto rechazo entre las mujeres, especialmente de movimientos feministas, que recuerdan el episodio con la diputada de izquierda, Maria do Rosario, al aseverar que “no la violaría, porque no lo merece”.

“Ella no merece ser violada porque es muy fea, no es de mi tipo, nunca la violaría. No soy violador, pero si lo fuese, no la violaría porque no lo merece”, declaró.

Además ha criticado las licencias maternales y el duro costo que significa para los empresarios, denunciando que algunas mujeres llegan a trabajar sólo cinco meses en un año.

“Entre un hombre y una mujer ¿En qué piensa el empresario? ‘Pucha, esta mujer tiene una alianza en el dedo, dentro de poco se queda embarazada, seis meses de licencia de maternidad…’ (…) ¿Quién va a pagar la cuenta? El empleador. Al final, lo descuenta del seguro social, pero se rompió el ritmo de trabajo. Y cuando ella vuelva, va a tener un mes más de vacaciones. O sea, trabajó cinco meses en un año”, afirmó en 2014.

También ha criticado abiertamente la homosexualidad, incluso diciendo que no admitiría que uno de sus hijos tuviera de pareja a alguien de su mismo sexo.

“Sería incapaz de amar a un hijo homosexual. No seré hipócrita: prefiero que un hijo muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo”, manifestó.

ARCHIVO | Agence France-Presse
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-¿Cómo se explica su ascenso?

“Bolsonaro fue escogido y preparado para ser candidato de derecha desde 2014. Su candidatura, inicialmente fue impulsada por las manifestaciones que precedieron el impeachment a la presidente Rousseff. Como las organizaciones que lideraron esas protestas, con miles de seguidores en redes sociales, constituyen la espina doral de su campaña”, señala el analista Ricardo Musse de la Universidad de Sao Paulo.

Consiguió, además, posicionarse como el principal foco de antipetismo (contra PT). Eso le rindió apoyo de electores que siempre se opusieron al PT y de fuerzas que controlar el poder social en Brasil”, agrega Musse.

“Bolsonaro se convirtió en el vocero de muchos brasileños que se sienten defraudados por el sistema político y que están en revuelta contra el establishment del país -no sólo los partidos, sino también la prensa, los expertos (…) Eso se traduce muchas veces en una olla que cuestiona la propia democracia y hace propuestas autoritarias para el futuro de Brasil”, explicó Mauricio Santoro, académico y jefe de relaciones internacionales de la Universidad estatal de Río de Janeiro

El ascenso de Bolsonaro también se explica por el debilitamiento de partidos de centro derecha y centro, como el centristas Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y el centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

“Aunque Bolsonaro tenga un discurso conservador que agrada a un sector de la población, el punto es que el PSDB falló en ocupar ese espacio de la derecha. El partido apoyó el impeachmente a Rousseff e integró el actual gobierno, que es bastante impopular, y algunas de sus principales líderes fueron envueltos en escándalos de corrupción. Por todo eso y el antipetismo, que es bastante fuerte en Brasil, especialmente en la derecha, para lo cual Bolsonaro es el mejor representante”, sostiene Fernando Meireles, de la Universidad de Minas Gerais.

De esta forma, pese a tener una dilatada experiencia en política, Bolsonaro es visto desde 2014 como un líder de masas y alguien que puede llegar a ocupar la Presidencia, en base a tres factores: los hechos de corrupción, el alto rechazo del Partido de los Trabajadores (PT) y la crisis del centro y la derecha en Brasil, cuyos principales partidos (PMDB y PSDB) también han estado involucrados en escándalos de sobornos y coimas.

-¿Qué posibilidades tiene?

Bolsonaro ha liderado las encuestas desde que el Tribunal Electoral confirmara que Lula no podía ser candidato presidencial y quedó muy cerca de ganar en primera vuelta.

“Él cuenta con apoyos importantes: la mayoría del empresario (especialmente del sistema financiera), las grandes empresas de comunicación, sectores importantes de la Justicia, fuerzas de seguridad (policías y ejército), el sector rural y líderes evangélicos (que son un tercio de la población)”, refuerza Musse.

El exmilitar es votado por hombres, con alto nivel de instrucción e ingresos medio o medio alto, quienes se han movilizado en los últimos meses en favor del candidato y han realizado grandes campañas en redes sociales.

“El elector típico de Bolsonaro es un hombre con buena educación y renta, que vive en en Centro-Sur. Es decir, la clase media, clase media alta, aunque tenga apoyos en todos los grupos, incluso en sectores donde el PT es fuerte, como entre los pobres y en el Nordeste (…) Se presenta a esos electores como un político que es un outsider entre las élites brasileñas, que no está involucrado en corrupción y como un defensor de los valores tradicionales de los conservadores, en una guerra cultural contra la izquierda”, concluye Santoro.