El gobierno de Venezuela pone en marcha un programa de reformas económicas con las cuales promete poner fin a su agobiante crisis socieconómica. ¿Cuáles son las medidas anunciadas por el presidente Nicolás Maduro? ¿Qué implican?

Cinco ceros menos

Este lunes entró en vigencia el llamado ‘bolívar soberano’, con nuevos billetes que restan cinco ceros a la moneda.

La mayor denominación, un billete de 500 bolívares, equivale a 50 millones de bolívares del viejo cono monetario (7 dólares a la tasa del mercado negro, que domina la economía). La menor es una moneda de 0,5.

Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, advierte que “en pocos meses” los nuevos billetes podrían evaporarse si no es controlada la hiperinflación -que el FMI proyecta en 1.000.000% para 2018-.

La última emisión del cono monetario saliente, en 2016, que multiplicó por 200 la más alta denominación, tuvo retrasos que desataron protestas y saqueos que dejaron cuatro muertos. Volvió a ampliarse en 2017, pero los billetes nunca fueron suficientes.

Agence France-Presse
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“Anclaje” y aumento salarial

Maduro aseguró que el ‘bolívar soberano’ estará anclado al ‘petro’, criptomoneda con la que busca liquidez. Un petro, dijo, equivale a 60 dólares, basado en el barril del crudo venezolano, y a 3.600 bolívares del nuevo cono monetario.

El viernes, anunció que el sueldo mínimo será de medio petro (1.800 bolívares) a partir del 1 de septiembre, con lo que salta, en los bolívares salientes, de 5,2 millones (menos de un dólar) a 180 millones (unos 28 dólares), un aumento de alrededor del 3.400%.

Desde que fue lanzado en marzo pasado, el criptoactivo -prohibido por Estados Unidos-, no se cotiza en casas de cambio virtuales ni registra transacciones.

El gobernante dijo que asumirá por 90 días el enorme diferencial del aumento salarial en la “mediana y pequeña industria”.

Henkel García, director de Econométrica, cree que ello es “inviable” y que implicaría seguir ampliando desordenadamente la base monetaria, raíz de la explosión del costo de vida.

Para el economista Jean Paul Leidenz, el anclaje sería un intento de emular lo que hizo Brasil en la década de 1990, cuando el real desplazó al cruzeiro, destruido por la hiperinflación.

Pero considera que será imposible por la indisciplina fiscal, aunque Maduro prometió “déficit fiscal cero” y anunció alza de impuestos.

“Podría tener sentido anclarte a algo que no puedas controlar, pero el gobierno controla al petro”, subrayó García.

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Gasolina al alza

Sin acceso a financiamiento, Maduro subirá la gasolina -prácticamente regalada en Venezuela-, manteniendo un subsidio únicamente a poseedores de un carnet oficialista necesario para beneficios sociales, considerado por la oposición un mecanismo de control social.

Para ello, los interesados deben registrar su vehículo en un censo que el mandatario extendió hasta el 30 de agosto.

Quien no lo haga pagará “precios internacionales”, advirtió Maduro, sin precisar tarifas. El ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, aseguró que el nuevo esquema se aplicará en la última semana de septiembre.

Con un dólar cambiado en el mercado negro se compran cerca de siete millones de litros de gasolina, pero solo 1,5 litros de Coca Cola.

El subsidio al combustible ha costado unos 10.000 millones de dólares anuales desde 2012, dijo a AFP el analista petrolero Luis Oliveros.

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Tasa única y devaluación

Este lunes queda derogada una ley que castigaba con multas y cárcel de hasta 15 años a quienes transaran divisas fuera del rígido control cambiario vigente desde 2003, que da al Estado su monopolio.

La medida permitirá hacer operaciones en casas de cambio “autorizadas”, pero se desconoce la mecánica. Se abrirán unas 300 sucursales, dijo Rodríguez. No obstante, según García, el impacto será “limitado” al no estar incluida la banca.

Habrá una única tasa oficial fluctuante, pero no se ha precisado en cuánto arrancará.

Sin embargo, con el valor asignado a la criptomoneda (1 petro equivalente a 60 dólares y a 3.600 bolívares soberanos), el cambio resultante sería de 6.000.000 millones de los viejos bolívares por dólar.

Ello es para Asdrúbal Oliveros un reconocimiento del “mercado negro”, donde las cotizaciones multiplican hasta por 30 la oficial, diferencial que ha generado corrupción en un país dependiente de las importaciones.

El gobierno mantiene el control cambiario “como mecanismo para la repartición de rentas entre grupos de poder”, estima Ecoanalítica.