Este domingo México vivirá las elecciones más importantes de su historia, marcadas en la previa por el inminente triunfo del candidato de centroizquierda Andrés Manuel López Obrador, bajo un discurso de cambiar el país y erradicar la corrupción.

Pero no sólo el discurso de López Obrador marcó la pauta de la campaña electoral o la decadencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó México casi sin contrapeso en el siglo XX, sino la violencia, que desde el inicio de la “guerra a las drogas” impulsada en 2007 por el presidente Felipe Calderón ha ensombrecido a la sociedad azteca.

La violencia hasta ahora sólo había sido tema de debate entre los candidatos a los diferentes estamentos del Estado, pero esta temporada afectó directamente a los políticos y de una forma inusitada.

Desde que comenzó la campaña electoral en México en septiembre pasado, 133 políticos han sido asesinados, de los cuales 28 eran precandidatos y 20 candidatos confirmados, señaló la consultora Etellekt a la Agencia AFP.

El último episodio sangriento contra políticos ocurrió el miércoles en el estado de Michoacán (oeste), donde un alcalde interino fue asesinado a balazos cuando circulaba en su automóvil en la localidad de Buena Vista Tomatlán a plena luz del día.

Un contexto que se ha repetido en los asesinatos que han afectado a los candidatos en México, donde sicarios muchas veces vinculados al narcotráfico o a enemigos políticos, llevan a cabo los crímenes plena luz del día y en la vía pública.

De los 133 políticos asesinados cuyos casos fueron documentados por Etellekt, 17 eran mujeres, y además medio centenar de familiares de militantes de distintos partidos también han sido ultimados.

“Esta violencia se ha concentrado en el ámbito local, al menos el 71% de todas estas agresiones han sido en contra de autoridades electas y candidatos que aspiran a puestos del ámbito local, sobre todo alcaldías y legisladores municipales”, comentó el director de la consultora, Rubén Salazar a la radiodifusora Grupo Fórmula.

En comparación con el proceso electoral de 2012, la cifra de políticos asesinados es diez veces mayor ahora.

“Únicamente se tuvieron nueve políticos asesinados y un candidato asesinado”, a pesar de que 2011 había sido el año más violento con 22.409 muertes violentas, precisó Salazar.

La violencia en México tuvo en 2017 su año más violento con más de 25 mil homicidios. Una cifra que se enmarca en una década negra para el país, que ha visto incrementar la cantidad de asesinatos desde el inicio de la guerra al narcotráfico en 2007.

La cuestionada política del gobierno de Calderón (PAN, derecha) ha ido de la mano con un aumento de los asesinatos y la violencia. Desde el comienzo de la “guerra” 199.991 civiles fueron asesinados en casos vinculados al tráfico de drogas, consignó un reportaje de diario El País de España.

En 2007 cuando Calderón anunció su gran plan para combatir el tráfico murieron poco más de 10 mil civiles, pero desde entonces el número de víctimas no ha bajado de los 15 mil por año, dejando a México como uno de los países más violentos del mundo.

Los candidatos


-AMLO promete cambios:

Andrés Manuel López Obrador, mejor conocido como AMLO, busca desmarcarse de la clase política que ha gobernado México en casi un siglo y se presenta como un adalid contra la corrupción.

Esa lucha contra la corrupción caló muy hondo entre los mexicanos, hartos de los excesos de las élites políticas -a las que López Obrador llama la “mafia del poder”- y de los escándalos de la administración del sexenio de Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

López Obrador llama a su movimiento “la cuarta transformación de México”, y se compara con héroes de la historia nacional como Benito Juárez (1806-1876), figura clave en la construcción de la República en el siglo XIX.

Sin embargo, muchos mexicanos le critican su falta de propuestas concretas para gobernar la segunda economía latinoamericana, durante la era de Donald Trump.

De “populista” a “gran peligro para México” que podría seguir los pasos de Hugo Chávez en Venezuela: las críticas contra AMLO llovieron durante la campaña, incluso con avisos publicitarios que cuestionaban la salud del candidato.

Su proyecto para la nación 2018-2024 incluye reducir los salarios de funcionarios públicos en un 50%, asegura que no aumentará impuestos ni la deuda pública y prometió el fin de la reforma energética.

En cuanto a la violencia, AMLO ha sido claro que en un plazo de tres años terminará con la denominada guerra al narcotráfico y sugirió la posibilidad de entregar una amnistía a personas condenadas por tráfico que ayuden a la justicia.

“Yo voy a conseguir la paz, ese es mi compromiso, voy a conseguir la paz y voy a terminar con la guerra, no vamos a continuar con la misma estrategia que no ha dado resultados… A mitad del sexenio ya no habrá guerra”, expresó a principios de 2018.

-Meade, el político que no se pudo alejar del PRI:

José Antonio Meade, un político sin militancia, no consiguió liberarse del lastre del oficialista PRI, tachado de corrupto, y llega a la presidencial mexicana con pocas oportunidades, en la mayoría de las encuestas aparece tercer y a más de 30 puntos porcentuales de AMLO.

De 49 años, a Meade la candidatura le llegó inesperadamente. Hace poco más de un año, pocos creerían que fuera “el tapado”, como se designa al misterioso futuro candidato del PRI elegido por el mismo presidente.

Meade nunca ha tenido la tentación de afiliarse a un partido. Trabajó en las dos presidencias del conservador Partido Acción Nacional, que gobernó de 2000 a 2012, y fue reclutado por el presidente saliente Peña Nieto cuando el PRI regresó al poder.

Hasta el momento es el único candidato que ha afirmado que mantendrá la guerra al narcotráfico, apostando por evitar que las organizaciones criminales accedan a armas de fuego y fortaleciendo a las policías.

“Si tenemos buena prevención, un mejor control de armas y de dinero, si logramos, además, fortalecer a nuestra policía y cambiamos el marco, al amparo del cual cooperamos, vamos a dar muchos mejores resultados”, comentó en abril.

-Anaya, el político al estilo Silicon Valley:

Por su parte y con 39 años, Anaya es de los candidatos presidenciales más jóvenes del México contemporáneo. Aparece segundo en la mayoría de las encuestas, perfilándose hasta ahora como el principal retador de López Obrador.

Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), es impulsado por una coalición de derecha e izquierdas. De estilo fresco, muestra sus propuestas en exposiciones dignas de Apple o Google.

Al igual que AMLO también se ha presentado como alguien alejado de la política tradicional mexicana. Anaya busca ser presidente de México con la promesa de gobernar inspirado más en líderes de Silicon Valley que en la rancia política.

Aunque criticó la postura de AMLO de analizar una posible amnistía a personas condenadas por tráfico de drogas, Anaya también ha coincidido en que la política para combatir el narcotráfico no ha dado los resultados esperados.

Con Calderón como una de sus principales enemigos, Anaya se mostró en los últimos debates dispuesto a modificar la forma de enfrentar al narcotráfico.

“Siento que estamos peor que nunca y tenemos que entender que si seguimos haciendo lo mismo vamos a obtener los mismos resultados, lo que estamos haciendo no funciona”, señaló a fines de 2017, agregando que podría retirar al ejército de la lucha contra el narco.

-“El Bronco”, sin posibilidades pero con mucho humor:

En último lugar y rezagado en las encuestas aparece Jaime Rodríguez, “El Bronco”, el ranchero bravucón de los candidatos presidenciales de México, hizo historia en 2015 al ser el primer candidato independiente en convertirse en gobernador, y aunque no tiene ninguna posibilidad de ganar el domingo, su campaña fue un gran entretenimiento durante el proceso electoral.

“Tenemos que mocharle la mano al que robe…”
, propuso de forma literal en el primer debate presidencial de abril. Con esa frase se convirtió en inspiración de una infinidad de chistes que se volvieron virales en las redes sociales.

El ingeniero agrónomo, que siempre se ha rodeado de asesores formados en el sector empresarial, ha sido duramente criticado en Nuevo León por ausentarse de su puesto como gobernador desde diciembre pasado, tan solo a dos años de haber asumido ese cargo, para contender por la presidencia.

El Congreso local le concedió la posibilidad de retomar la gubernatura después de la presidencial del 1 de julio.

Una de las cosas que más le reclaman los habitantes de Nuevo León, donde se encuentra Monterrey, polo industrial del país, es el pobre resultado que tuvo para disminuir la violencia. En respuesta, él siempre menciona que ha sido víctima del crimen organizado.

El sistema electoral mexicano no considera segunda vuelta, por lo que el candidato que obtenga la primera mayoría se convertirá de forma automática en presidente electo. Estas son las elecciones del domingo son las más grandes en la historia de México, pues se renovarán más de 18.000 puestos, incluidos los curules del Congreso bicameral.