La serie, que basa sus episodios en historias reales, relata diferentes tipos de violencias en contra de la mujer, destacando casos mediáticos como el de Nicole Saavedra o Joane Florvil.

Este jueves TVN estrenará el programa La vida de nosotras, serie nacional que se basa en 16 historias reales que buscan retratar diferentes casos de violencia en contra de la mujer, retratando así tanto los hechos de violencia así como el cómo se desenvuelve la justicia en aquellos casos.

La ficción, que cuenta con un equipo de producción donde las mujeres son mayoría, tendrá en sus episodios a destacadas actrices nacionales como Amparo Noguera, Catalina Saavedra, Karla Melo, Francisca Gavilán entre otras, con el fin de poder relatar, concientizar y educar respecto a cómo las mujeres sufren violencia en Chile.

De acuerdo a la directora de la serie, Bárbara Barrera Morales, la ficción emula lo que se hizo con Una Historia Necesaria, donde, en relatos cortos, se contaban 16 casos sobre detenidos desaparecidos y violaciones a los Derechos Humanos.

“Aquí, la selección de las historias las hicimos para que no fueran casos solamente representativos de violencia extrema, sino que también de otras manifestaciones de la violencia patriarcal para entender que la violencia contra las mujeres es un problema estructural”, explicó la directora a BioBioChile.

Así, La vida de nosotras contará con 16 capítulos con una duración entre 7 y 10 minutos, siendo la voz en off otra protagonista de la ficción.

El desafío ante una serie sobre la violencia

Barrera asegura además que pese a que la serie recordará historias mediáticas en la prensa nacional, como el caso de Joane Florvil, Nicole Saavedra, Nicole Casilla y más, también buscarán mostrar otras historias que no se vieron en los medios.

Asimismo, la directora apunta a uno de los desafíos más grandes a la hora de relatar hechos reales: respetar la historia de las protagonistas, o bien, de sus familias.

Al respecto, asegura que tanto las mujeres en las que se basan sus episodios como los familiares de quienes ya no están estuvieron presentes durante toda la creación de la ficción.

Participaron desde el inicio, en la etapa de investigación con cada una de las mujeres protagonistas y/o sus familias, en caso de mujeres víctimas de femicidio. Después mantuvimos una relación con ellas y con ellos en las distintas etapas de creación”, aseguró, apuntando que acabó siendo un trabajo conjunto.

“Fue muy valiosa la relación con ellos, porque tratamos de siempre comunicarles en qué etapa estábamos, si teníamos en la creación de guiones volvíamos a llamarlos, para resolver esas dudas o contarles las ideas que teníamos”, recordó.

Asimismo, apuntó al desafío de contar historias sin caer en sensacionalismos. “Fue un trabajo bien cuidadoso, pero siempre está ese grado de dificultad (…) aunque siempre se está trabajando sobre la marcha, siempre se tiene presente el respeto a las historias, entender que si bien muchas de ellas forman parte de una memoria colectiva, esas historias les pertenecen a ellas”, destacó.

Los relatos tras La vida de nosotras

De acuerdo a Barrera, pese a que existen historias mediáticas, también consideraron importante poder retratar historias que pasaron desapercibidas en la prensa o bien, no aparecieron, esto, con tal de plantar las diferentes caras de la violencia.

“Si bien hay varias historias mediáticas que remecieron mucho al país en términos sociales, también hay historias a las que quisimos darle un espacio, porque era interesante ver que podíamos plantear, por ejemplo, en un caso de aborto, un caso de una trabajadora particular que sufre violencia por parte de un patrón, un caso de violencia política sexual durante el estallido social, y también quisimos darle espacio a las historias menos visibilizadas”, destaca.

“En general, las noticias dadas en la prensa son las más enfocadas en la violencia extrema, como cuando un hombre asesina a una mujer. Cosa que está muy bien que se visibilice, pero también hay una urgencia por mostrar otras manifestaciones de violencia que también son cotidianas: el acoso sexual laboral o la violencia institucional, que es transversal a la serie”, explica.

Respecto a esto último, lamenta que “todavía nos encontramos con policías que dicen ‘pero señora, esos problemas se solucionan con amor’, o casos donde la Policía De Investigaciones no ha investigado lo suficiente, o en otros casos donde la fiscalía no hace la pega a tiempo”.